LÁZARO MONTAÑO
Óliver Pérez acaba de ganarse un mejor lugar en la historia del beisbol mexicano, luego de que se convirtiera en el tercer pitcher mexicano con más ponches en las Grandes Ligas.
El de Culiacán participó muy brevemente en la derrota de su equipo, los Marineros de Seattle, por 10-8 ante los Indios de Cleveland. Sólo retiró un out, pero éste fue histórico, porque fue por la vía del ponche, con lo que llegó a 1,174 ‘chocolates’ de por vida, de acuerdo al conteo que realiza Baseball Reference.
Pérez se encontraba empatado en la tercera posición con Ismael ‘Rocket’ Valdez en la tercera posición entre los serpentineros mexicanos, con mil 173 ponches, pero ya lo dejó atrás, consolidando el buen momento que vive desde el año anterior con los Marineros, en un ‘segundo aire’ que ha salvado su carrera.
Pérez debutó en 2002, a la edad de 20 años, con los Padres de San Diego, pero fue en su paso con los Piratas de Pittsburgh que comenzó a darse a notar por su talento.
Vistiendo la franela de los Bucaneros, consiguió 239 ponches, la tercera mayor cantidad para un mexicano en GL en la historia.
Eso, obviamente, creó muchas expectativas a su alrededor. Mets de Nueva York se lo llevó a la Gran Manzana con un contrato millonario... pero el Óliver que lanzó en NY no fue el que se esperaba.
A pesar de su juventud, su fracaso con los metropolitanos lucía como el final de su carrera, pues parecía muy difícil que pudiera regresar.
En 2011 los Mets prefirieron pagarle por irse que seguir teniéndolo entre sus filas, y ningún equipo de Grandes Ligas confío entonces en él.
Al año siguiente, Pérez intentó volver, y los Marineros de Seattle, ante la incredulidad de muchos, decidieron que ese ‘otro’ Óliver merecía una oportunidad.
El sinaloense se ganó un lugar en el bullpen de Seattle, y en una nueva posición, como relevista, comenzó a entregar buenas cuentas.
Comprobando que no fue un espejismo, Óliver ha brillado también esta campaña, permitiendo pocas carreras y, sobre todo, contados cuadrangulares, lo que demuestra que ha mejorado mucho en un detalle que era su gran debilidad: el control.
Óliver Pérez es uno de los mejores pitchers mexicanos que han pasado por la ‘Gran Carpa’, y lo mejor de todo es que le queda mucho brazo para acrecentar su legado .




