Exigencia

Cuatro puntos en cinco partidos son muy pocos, y más si se trata de un equipo con el presupuesto de Tigres y manejado por el pragmático ‘lobo de mar’ llamado Ricardo Ferretti.

Sabemos bien que al Tuca no le sonroja la situación y que jamás lo ha desvivido el hecho de ser líder, porque sus equipos generalmente cuajan en las rectas finales del torneo regular, justo donde los conjuntos se separan entre candidatos y comparsas.

Sin embargo, no es normal que la nómina más poderosa del futbol mexicano y el último Campeón no termine por arrancar. Simplista sería pensar que por tener pocos días de descanso entre la Final y el inicio del Clausura 17 el cuadro de San Nicolás está así.

Ferretti congeló la tensión de algunos al confirmar públicamente que a sus jugadores no les reprocha nada. Es cierto que contra Toluca merecieron mejor suerte, pero si alguien sabe que esto del futbol no vive atado a la fortuna es el práctico entrenador brasileño.

La felicidad de este Tigres parece estar plenamente ligada a su estrella, Gignac. Si el francés viene seco los felinos se empastan, pero cuando el galo ‘anda de vena’, el mar se les abre debido a su rutilante calidad.

Demasiado peso tiene el europeo en un plantel de figuras millonarias que, dicho sea de paso, deberían ser un apoyo repleto de responsabilidades a su alrededor, en lugar de un lastre.

No se puede hablar de Tigres y una crisis, porque el mismo técnico ya tuvo peores rachas que ésta y escabulló de ellas; el asunto es que este club ya se ganó un lugar de honor en el balompié azteca y merece ser alabado, criticado, juzgado y exigido a la altura de sus alcances, las circunstancias y, sobre todo, las obligaciones. Eso Tigres, fuera de Nuevo León, ya lo tiene que empezar a entender.