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Opinión

Luis García

El Doctor une el amplio conocimiento deportivo con un estilo propio. Sus geniales comentarios que lo han hecho referente de la TV tienen también su lugar en nuestro diario.

Juventus: Magnánimo

2017-02-24 | Luis García
LUIS GARCíA
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Últimamente me he descubierto sumamente sensible, lo cual no me desagrada en lo absoluto, al revés, me reconozco en pleno contacto con emociones y lloro con frecuencia sin motivo aparente.

Y la Champions League ha logrado hacerme aún más emocional, la neta he quedado maravillado por cómo se han desarrollado varios de los partidos de Octavos de Final de tan distinguida competición.

No soy ni malinchista ni barato patriotero, pero da la impresión que es otro deporte.

La semana pasada escribí sobre la armónica, artística e implacable maquinaria alemana del Bayern Munich y hoy lo haré sobre la deliciosa y luminosa versión de la Vecchia Signora.

Por la buena costumbre que nos generaron algunos equipos de prosapia y dominadores de Europa como el Barcelona, el Madrid y el Bayern, demeritamos otro tipo de expresiones que rayan lo sublime, caso específico a la Juventus. Si bien enfrentó al Porto, entidad rezagada de los honorables en Europa, la exhibición que nos regaló en Portugal el equipo italiano debe ser reconocida y valorada.

Durante la transmisión del juego que tuve la fortuna de compartir contigo, Antonio Rosique, definiste a esta organización de manera impecable; dijiste que era un equipo de barba larga, refiriéndote a su sabiduría y largo recorrido en los menesteres de la pelota. Y cuando uno se topa en el once titular a gente de la manufactura y virtuosos años de ustedes: Buffon, Chiellini, Barzagli, Lichtsteiner, Khedira, Mandžukic, Dani Alves y demás, no se puede más que coincidir que los futbolistas con canas suelen marcar diferencia. Y si a lo anterior le agregamos la magia de tipos que se vinculan con la pelota como si la conocieran desde la cuna como ustedes dos: Dybala y Pjanic, la orquesta termina gestando sinfonías que resquebrajan cualquier estructura y dignas de La Scala de Milán.

La Juventus viene dominando sin acongojarse el Calcio hace varios años, lo ha convertido incluso en aburrido y predecible, va por otro Scudetto de forma consecutiva, una verdadera cosa de locos. Penosamente la resonancia de los clubes italianos en Europa es poco sonora, han pasado múltiples ayeres sin que la irreverencia ítala luzca en las galas europeas. Y ha sido, y es, la Juventus, la única vía para que algún italiano sea invitado a dichas ceremonias tan rimbombantes, y por ahí termine bailando con la más guapa, se tome el mejor vino, se fume el puro más codiciado y sea elegido como el más divertido de la fiesta.   

Y entendiendo que los deseos a la distancia de que alguna entidad trascienda son en pocas ocasiones cumplidos e insulsos, me encantaría ver a los de Turín en Cardiff desafiando al que sea, y eso que mi amor por el Atlético de Madrid es ciego y absurdo. Y no pretendo ser tan global o plural como la nueva FIFA e Infantino, ya que estoy cierto que los grandes trofeos son pocos los que deben tener posibilidades de levantarlos y abrazarlos. Pero este grotesco monopolio de algunos notables en Europa no hace tanto bien, que el más rico gane siempre lastima a la pelota. Insisto, habrá que observar a la Juventus cruzarse con un club más amenazante que el Porto para sacar mejores conclusiones, pero mientras, la ilusión que un no asiduo a la mesa del Rey Arturo se siente en ella lo celebro. Ya lo hizo el PSG, bienvenida también la Juventus.

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