La “Ley Esposa” de San Luis Potosí: ¿paridad o maniobra para heredar el poder?

Acusan al gobernador Ricardo Gallardo de cambiar las leyes para favorecer a su esposa Ruth González.
Acusan al gobernador Ricardo Gallardo de cambiar las leyes para favorecer a su esposa Ruth González. | Redes Sociales

San Luis Potosí acaba de lanzar una bomba política que detonó a nivel nacional. El Congreso local aprobó una reforma constitucional que impone que, en las elecciones de 2027, solo mujeres podrán competir por la gubernatura del estado. El movimiento fue bautizado por sus críticos como “Ley Esposa”, ya que, aseguran, busca allanar el camino para Ruth González Silva, actual senadora y esposa del gobernador Ricardo Gallardo.

Y aunque el argumento oficial de la reforma es promover la paridad de género, en realidad ha encendido alarmas por su posible uso como instrumento de nepotismo disfrazado de igualdad.

La 'Ley Esposa' fue aprobada en San Luis Potosí en el gobierno de Ricardo Gallardo / Especial
La 'Ley Esposa' fue aprobada en San Luis Potosí en el gobierno de Ricardo Gallardo / Especial

¿Qué dice exactamente la “Ley Esposa”?

La reforma a la Constitución Política del Estado de San Luis Potosí establece lo siguiente: “Para el proceso electoral local ordinario 2027, los partidos políticos, coaliciones y candidaturas independientes únicamente podrán registrar candidaturas de mujeres para la titularidad de la Gubernatura del Estado”.

El argumento es que se trata de un mecanismo de alternancia de género obligatoria, en el que, tras un hombre en el poder, toca una mujer. Así, se espera que en 2033 solo puedan competir hombres, y luego mujeres, y así sucesivamente.

Pero la pregunta es: ¿esto realmente garantiza equidad o es una maniobra para heredar el poder en pareja?

La presidenta Sheinbaum pidió revisar la ley para que no sea un acto de nepotismo / Especial
La presidenta Sheinbaum pidió revisar la ley para que no sea un acto de nepotismo / Especial

¿Qué opina el Gobierno federal?

Durante su conferencia matutina, la presidenta Claudia Sheinbaum no ocultó su incomodidad. “¡Está bueno el debate! Mi opinión personal es que en todo caso hay que ver si jurídicamente es procedente o no”, declaró.

También advirtió que estas leyes, “no necesariamente tienen como fondo la paridad de género, sino otros temas”, y reveló que pidió al ministro Arturo Zaldívar revisar la viabilidad legal de la reforma. Recordó que el INE ya exige paridad en gubernaturas: en 2027, los partidos deben postular 9 mujeres y 8 hombres.

La senadora del PVEM, Ruth González Silva, sería la beneficiada de dicha ley / Redes Sociales
La senadora del PVEM, Ruth González Silva, sería la beneficiada de dicha ley / Redes Sociales

Por su parte, Morena, partido de Sheinbaum, anunció una acción de inconstitucionalidad, y su dirigente nacional, Luisa María Alcalde, acusó que esta medida es: “Inconstitucional porque busca imponer candidaturas de esposas de los gobernadores en turno”.

Agregó que Morena aplicará un principio anti-nepotismo desde la próxima elección, aun sin que la reforma federal entre en vigor.

Paridad, legalidad… ¿y trampa?

El debate sobre la “Ley Esposa” gira en tres ejes fundamentales:

  • Paridad vs. Nepotismo: Aunque sus impulsores la venden como un avance para las mujeres, Sheinbaum y Morena creen que su fondo real es garantizar que Ruth González, esposa de Gallardo, llegue al poder.
  • ¿Es legal?: No está claro si un congreso estatal puede imponer por decreto quién compite por un cargo ejecutivo, ya que eso podría contradecir los criterios del INE y la autonomía de los partidos.
  • Golpe a la reforma anti-nepotismo: Aprobada justo antes de que entre en vigor una ley que impide que familiares compitan para suceder a un funcionario, muchos ven esta jugada como una estrategia para rodear la ley.
Ahora está debate por lo actos del gobernador y su esposa / Redes Sociales
Ahora está debate por lo actos del gobernador y su esposa / Redes Sociales

¿Feminismo selectivo?

Mientras se argumenta que la ley abre puertas a mujeres, las críticas apuntan a que solo beneficia a una. El trasfondo es preocupante: usar el discurso de género como fachada para conservar el poder en familia.
Una vez más, la política mexicana enfrenta el dilema de siempre: la forma puede ser legal, pero el fondo huele a trampa.