El periodismo mexicano está de luto. El reportero Juan Ricardo Montoya Benítez, corresponsal del diario La Jornada en el estado de Hidalgo, falleció el pasado 29 de octubre de 2025 mientras realizaba una cobertura en una zona devastada por lluvias. Tenía 55 años.
Montoya, un periodista de campo, de esos que van hasta donde pocos se atreven, murió en cumplimiento de su labor. Se encontraba en el municipio de Tianguistengo documentando los daños causados por las intensas tormentas del 9 y 10 de octubre. En el camino hacia la comunidad de Chapula —una de las más afectadas—, resbaló por una ladera y cayó varios metros hasta quedar cerca de un río.
Periodismo de verdad
La Jornada confirmó que el accidente fue grave. Aunque fue trasladado en helicóptero a la Clínica 36 del IMSS en Pachuca, el periodista murió a las 15:15 horas por una fractura craneoencefálica y un paro cardíaco. Montoya murió como vivió: en el terreno, buscando la verdad.
Nacido en mayo de 1970, Ricardo Montoya fue una voz comprometida con el periodismo de investigación y los derechos humanos. Cubrió desde conflictos sociales hasta tragedias nacionales, como la explosión de Tlahuelilpan en 2019, donde fallecieron 137 personas. Su trabajo era riguroso y constante, al punto que su última nota se publicó el mismo día de su muerte.
Deja un gran legado
Sus últimos reportajes abordaron los estragos del clima en Chapula y el drama de los migrantes deportados, que al regresar a México terminan a merced del crimen organizado. Periodismo que incomoda, que duele… que importa.
Hoy, colegas, activistas y medios lamentan su partida. Murió en ejercicio de su vocación, con cámara en mano y la mirada puesta en la realidad que otros prefieren ignorar.
