Cada 1 y 2 de noviembre, miles de familias mexicanas colocan ofrendas para recordar a sus seres queridos. Sin embargo, muchos de los alimentos y decoraciones terminan en la basura después de la festividad.
La recomendación este año es hacerlo con moderación: elegir productos que duren más tiempo, reducir el exceso de comida y reutilizar materiales para mantener viva la tradición de forma sustentable.
El objetivo no es renunciar a los elementos simbólicos del altar, sino organizarlo de manera más práctica y consciente. Colocar solo lo necesario permite disfrutar la celebración sin generar desperdicio.
Qué alimentos sí conviene colocar
Los especialistas sugieren optar por productos que puedan aprovecharse después de la festividad o compartirse con familiares.
Entre las mejores opciones están el pan de muerto, frutas resistentes como manzanas, guayabas o mandarinas, y dulces típicos empaquetados.
En cambio, se aconseja evitar guisos calientes, lácteos o alimentos que se descomponen rápido, ya que pueden deteriorarse en poco tiempo al permanecer expuestos.
Además, se recomienda colocar las ofrendas solo por un par de días y retirar los alimentos antes de que pierdan su frescura. De esta manera se evita el desperdicio y se conserva la esencia de la tradición.
Reutiliza y decora sin gastar de más
Otro punto importante es el uso de materiales para adornar el altar. En lugar de comprar todo nuevo, se puede recurrir a lo que ya se tiene en casa: veladoras, papel picado, manteles, recipientes y flores artificiales reutilizables.
Quienes prefieren flores naturales pueden adquirirlas en mercados locales y reutilizarlas como composta una vez que terminen los festejos.
El enfoque es mantener el significado de la ofrenda sin caer en el consumo excesivo. Cada elemento, desde las flores hasta el pan, tiene un valor simbólico que puede preservarse con creatividad y cuidado.
Qué hacer con los alimentos después de la ofrenda
Una vez que la celebración termine, los alimentos no tienen por qué acabar en la basura. El pan puede aprovecharse para postres o capirotadas; las frutas pueden usarse en infusiones o mermeladas; y los dulces pueden compartirse con familiares, vecinos o asociaciones.
De esta forma, la ofrenda no solo cumple con su función tradicional, sino que se convierte en un acto de comunidad y respeto hacia los recursos.
Honrar sin desperdiciar
Celebrar el Día de Muertos también puede ser una oportunidad para reflexionar sobre el consumo y la forma en que se vive la tradición. Hacer una ofrenda sencilla, significativa y sustentable no le resta valor, sino que refuerza el respeto por la memoria de los seres queridos y por el entorno.
Honrar a los muertos sin desperdiciar es una manera moderna de mantener viva una de las costumbres más importantes del país, adaptándola a los tiempos actuales.
