El FC Barcelona anunció un acuerdo de patrocinio con el Gobierno de la República Democrática del Congo por un monto cercano a los 40 millones de euros, distribuidos en 10 millones por temporada durante los próximos cuatro años; sin embargo, la reacción no tardó en llegar desde Suecia, país que colabora económicamente con la RDC y que buscó dejar claro que no tendrá vínculo con el convenio culé. La noticia generó inquietud en el país escandinavo, que ha destinado más de 3.340 millones de coronas suecas a la RDC entre 2021 y 2025.
Ante esta situación, el Ministro de Cooperación para el Desarrollo de Suecia, Benjamin Dousa, fue contundente en aclarar que ningún recurso del erario público sueco será utilizado para financiar directa o indirectamente el acuerdo entre el club catalán y el país africano. Dousa enfatizó que los fondos enviados por Suecia están destinados exclusivamente a ayuda humanitaria como alimentos, vacunas y materiales escolares, gestionados a través de organizaciones internacionales como la ONU.
Un acuerdo clave para las finanzas del Barcelona
La colaboración con la República Democrática del Congo llega en un momento crucial para el FC Barcelona, que busca generar nuevos ingresos para mejorar su situación financiera, especialmente en términos del Fair Play Financiero. El convenio no solo tiene un componente económico, sino también institucional: el emblema “RD Congo Coeur de Afrique” aparecerá en las camisetas de entrenamiento de todos los equipos profesionales del club hasta la temporada 2028-29.
Además, como parte del acuerdo, el Spotify Camp Nou albergará la “Casa de la RDC”, un espacio dedicado a la promoción cultural del país africano dentro de las instalaciones blaugranas. Esta alianza también convertirá a la RDC en socio global del club catalán, lo que representa una apuesta significativa por parte del Barça en su estrategia de internacionalización y diversificación de patrocinios.
Críticas y transparencia: Suecia se desmarca del convenio
El revuelo se produjo luego de que medios suecos como Sportbladet encendieran la alerta sobre una posible conexión entre los fondos de ayuda suecos y el patrocinio al club español. En respuesta, el Ministro Dousa reiteró que la cooperación al desarrollo sueca opera con altos estándares de control y transparencia, y que en ningún caso permitirían que los recursos públicos terminen en acuerdos comerciales de esta naturaleza.
El gesto del gobierno sueco de salir a aclarar su postura ante la opinión pública refleja la sensibilidad con la que se trata el uso del presupuesto destinado a la cooperación internacional. Aunque el acuerdo Barcelona–RDC ha sido presentado como una oportunidad de visibilidad para África, también genera controversias sobre prioridades y uso de fondos en uno de los países más empobrecidos del mundo.
