La industria musical global sigue de luto: Ozzy Osbourne, ícono del heavy metal y vocalista de Black Sabbath, falleció a los 76 años en su casa en Inglaterra. Aunque su partida sacudió al mundo en semanas pasadas, fue hasta ahora que se dio a conocer oficialmente la causa de su muerte.
De acuerdo con el certificado de defunción presentado por su hija Aimee Osbourne, la muerte del "Príncipe de las Tinieblas" fue provocada por un ataque cardíaco. Sin embargo, también se detalló que hubo factores contribuyentes, como una enfermedad de la arteria coronaria y el Parkinson que el artista venía enfrentando desde hace años.

Una despedida que paralizó Birmingham
La noticia no pudo haber sido más impactante, especialmente tras haberse presentado apenas 17 días antes de su fallecimiento en el concierto Back to the Beginning. Su presencia en el escenario, aunque físicamente limitada, seguía siendo poderosa, como si el metal aún corriera por sus venas.
El homenaje a su legado se vivió la semana pasada en Birmingham, ciudad natal del artista. Las calles se llenaron de seguidores, flores, globos y guitarras imaginarias tocando en su honor. El cortejo fúnebre con su ataúd recorrió la ciudad en medio de mensajes de despedida y reverencia total, un día antes de su funeral privado.

El legado de un inmortal
Ozzy no solo marcó generaciones con su voz desgarradora y su presencia escénica, sino que construyó un imperio musical, tanto en solitario como con Black Sabbath. Su vida fue tan intensa como su música, plagada de excesos, caídas y renacimientos. Pero, sobre todo, de un espíritu indomable que hoy se inmortaliza.
Sin duda, la lamentable partida del dios del metal, el Príncipe de la Oscuridad… nos dolerá toda la vida.
