Una imagen que parece salida de una leyenda maya se materializó en Chichén Itza. Un perrito que deambulaba libremente por la zona arqueológica, subió a la icónica piramide de Kukulkán, se detuvo en la cima y emitió un aullido que resonó con fuerza mientras se ocultaba el sol.

Según testigos, el incidente ocurrió justo cuando la mayoría de los visitantes se marchaban. El perrito, conocido entre los trabajadores como "el guardián" de la zona, subió sin dueño aparente y, tra alcanzar la cima, giró la cabeza hacia el cielo y emitió un prolongado aullido.
Las imágenes, grabadas por turistas, se viralizaron en redes sociales casi de inmediato. Muchos interpretaron el aullido como un mensaje divino o una señal de conexión con los dioses mayas. En comentarios en línea, se le atribuyó al perro una conexión especial con los ancestros: "Es la llegada de nuestro padre Quetzalcóatl", comentó un usuario.

¿Fenómeno viral o ritual espiritual?
La escena generó respuestas emotivas y místicas: algunos usuarios creen que el animal veneraba a los dioses mayas.
En los últimos años, se ha popularizado una comunidad de perros criollos que viven en libertad en Chichén Itzá, alimentados y cuidados por los trabajadores del sitio. Estas crestas se han convertido en parte del paisaje cotidiano y han sido adoptadas simbólicamente como "guardianes" de la zona arqueológica. Aunque no todos han subido a la pirámide, han sido protagonistas frecuentes de fotos y videos virales.