El FC Barcelona quedó nuevamente en el centro del debate público tras la aparición de Jerome Boateng en la ciudad deportiva de Sant Joan Despí. El exjugador del Bayern Munich y Campeón del Mundo en 2014 se encuentra en pleno proceso para obtener su licencia UEFA como entrenador, lo que implica sesiones de preparación que puede realizar con diferentes clubes europeos.
¡Bienvenido a la Ciutat Esportiva, Jérôme Boateng! 👋 pic.twitter.com/n6a2N2Ng44
— FC Barcelona (@FCBarcelona_es) November 20, 2025
Aunque Boateng tenía la posibilidad de completar ese trabajo en las instalaciones del Bayern, optó por rechazar esa alternativa y estuvo presente en las instalaciones del Barça. Esta decisión desató una ola de reacciones, especialmente por los antecedentes judiciales del exfutbolista en Alemania, que hicieron que numerosos aficionados cuestionaran la pertinencia de su presencia.
Boateng fue condenado en 2018 en un proceso por maltrato contra la madre de sus hijos, un antecedente que sigue marcando su imagen pública. A esto se suma que una expareja suya se suicidó en 2011, poco después de terminar la relación, en un caso que también generó especulaciones mediáticas en su momento. Estas circunstancias, aunque de distinta naturaleza, han sido suficientes para despertar una fuerte conversación social cada vez que el nombre de Boateng vuelve a escena.

¿Por qué la presencia de Boateng genera tanto rechazo?
La controversia no se limita a Barcelona. En Alemania, su figura también ha sido motivo de debate, y prueba de ello son las pancartas desplegadas recientemente en el Allianz Arena, estadio del Bayern Munich. Durante un partido, aficionados mostraron mensajes contundentes como "Marcar límites ante la violencia misógina", "No hay lugar para malvados en nuestro club, no más espacio para Boateng" y "Quien da espacio al agresor comparte su culpa".
Estas muestras de rechazo evidencian que el tema supera los límites deportivos y se adentra en el terreno de la responsabilidad social de los clubes. En un contexto donde el futbol intenta proyectar valores de igualdad y seguridad, la presencia de figuras vinculadas a antecedentes de violencia provoca un inevitable choque con la percepción pública.

Para el Barcelona, el episodio representa un reto comunicacional, ya que no se trató de una incorporación formal, sino de un apoyo técnico dentro del proceso de certificación UEFA. Sin embargo, en tiempos donde la sensibilidad social es mayor, incluso colaboraciones puntuales pueden generar lecturas polémicas.
A pesar de ello, ni el club ni Boateng han emitido de momento un comunicado oficial ampliando detalles de la visita. Entretanto, la discusión continúa creciendo en redes sociales y medios europeos, manteniendo el tema en el centro del foco mediático y abriendo un nuevo capítulo en la relación entre deporte, imagen pública y responsabilidad institucional.





