Gracias, Río 2016

Clausura de los Juegos Olímpicos de Río
Clausura de los Juegos Olímpicos de Río | MEXSPORT

Los Juegos Olímpicos van más allá de ganar medallas, romper récords o ser el mejor deportista de la historia.

La máxima justa deportiva, si bien es una competencia para definir quién es el mejor, el más fuerte, resistente o el más veloz, muestra al mundo entero a esos seres humanos que dan esperanza y ponen en alto el nombre de sus países, familias y barrios.

Son un instante para saber qué tanto dolor y si el esfuerzo durante muchos años valió la pena. Arriba o abajo del podio esos ‘superhéroes’ inspiran a miles de niños, quienes comienzan a soñar con alcanzar la gloria olímpica.

También representan una fiesta donde las nacionalidades, razas, géneros, lenguas, preferencias sexuales, religiones, ideologías y estatus económico no importan, a diferencia del objetivo que comparten, que sí es relevante.

Y, por supuesto, son un certamen que demuestra que el que cae y se levanta puede ganar una medalla. Donde el compañerismo se sella con un abrazo al llegar a la meta, sin importar que sea en último y penúltimo lugar.

Donde se deja claro que aquel que no es favorito también puede ganar y sorprender al mundo con su ímpetu durante la competencia.

Y ahí mismo se demuestra que el número uno del mundo también tiene un mal día. Que los problemas políticos, económicos y sociales se pueden derribar para cambiar la historia y competir bajo la bandera blanca del Comité Olímpico Internacional (COI).

He sido testigo de los valores de unidad y compañerismo que caracterizan y son el ADN de los Juegos Olímpicos.

Todos forman parte de la gran familia olímpica, aficionados, reporteros, asistentes. ¡Nos vemos en Tokio 2020!