Resistente y aguerrida

Guadalupe González con su medalla de plata obtenida en Río 2016
Guadalupe González con su medalla de plata obtenida en Río 2016 | MIGUEL PONTÓN | RÍO DE JANEIRO

Guadalupe González llegó a Río de Janeiro con la convicción de que ganaría una medalla olímpica, pues su trabajo, resultados y marca personal la respaldaban.

Resistente y aguerrida. Así se definió la marchista tricolor durante la entrevista que le hice en el abanderamiento del Presidente Enrique Peña Nieto en Los Pinos.

Y así la vimos ayer durante los 20 kilómetros de caminata en el circuito Pontal do Recreio, en Río de Janeiro, donde conquistó la plata en su debut en Juegos Olímpicos.

Guadalupe es un claro ejemplo de lo que son los mexicanos. Dijo un compañero cubano mientras la esperábamos para entrevistarla, comentario al que suscribí.

La andarina tricolor peleó en cada kilómetro, hasta los últimos 50 metros donde por dos segundos la atleta china Hong Liu le ganó el oro.

Nunca soltó la toalla, como miles de mexicanos que cada día trabajan en sus diferentes profesiones para sacar adelante a sus familias o ser los mejores en su ámbito.

Su sueño era ir a la máxima justa deportiva en boxeo, deporte del que se retiró al no poder dar el peso. Posteriormente lo buscó en la carrera, inspirada por la medallista olímpica Ana Gabriela Guevara; donde también se le negó debido a una lesión.

La marcha, disciplina que conoció al estar en rehabilitación de una lesión y que no le gustaba por el movimiento de caderas, la eligió y con ésta alcanzó sus mejores resultados deportivos.

La primera marchista mexicana en subir al podio olímpico en Río no tuvo apoyo económico durante su trayectoria deportiva, más que el de su familia y el de la Secretaría de Marina. Ahora recibirá dos
millones de pesos, un auto y una casa.

El ímpetu, entrega y disciplina de la subcampeona olímpica es digna de reconocimiento no sólo por la medalla que cosechó, sino por la fuerza que ha mostrado durante tantos años hasta alcanzar sus
objetivos.