William “El Indomable” Scull no solo buscará hacer historia el próximo 3 de mayo de 2025, cuando enfrente a Saúl “Canelo” Álvarez en Riad, Arabia Saudita, por la unificación de los títulos del peso supermediano. Más allá de los cinturones de la AMB, CMB, OMB y FIB que estarán en juego, el cubano subirá al ring con una convicción clara: ganar por su país y por la mujer que lo hizo todo por él.
“Si no existiera Mercedes, no existiría William Scull”
En una entrevista con Azteca Deportes, el campeón de la FIB compartió lo más íntimo de su historia: su infancia en el olvidado pueblo de Zorrilla, en Arabos, Matanzas, un lugar que —según él mismo— “ni en el mapa aparece”. Desde ahí, sin recursos ni juguetes, pero con el amor de su madre, comenzó el camino que lo ha llevado a la élite del boxeo mundial.
“Yo le debo todo a mi madre, porque nunca me dejó pasar hambre. Si no existiera Mercedes, no existiría William Scull.”
La figura de Doña Mercedes no es solo un recuerdo constante, sino la fuente de toda su fuerza. En medio de la escasez, ella trabajó incansablemente para que su hijo pudiera ir a la escuela con uniforme y útiles. “Mi mamá siempre trabajó para mandarme a la escuela y que no me faltara nada”, recordó con gratitud.

Pelear por su bandera
Para Scull, este combate también representa la posibilidad de llevar el nombre de Cuba al punto más alto del boxeo mundial. Ser campeón indiscutido no es solo un objetivo personal, sino una forma de reivindicar el esfuerzo de su familia y el valor de su tierra.
“Luchar por mi madre, por mi familia y por Cuba. Esa es mi verdadera motivación.”
No es casualidad que cada vez que habla del combate, mencione a los suyos. Al confirmarse la pelea, confesó: “Mi familia está feliz, y yo también. Esta oportunidad significa mucho para todos nosotros”. Scull sabe que cada victoria es compartida.

El camino del migrante que nunca fue local
A los 22 años dejó Cuba y migró a Argentina, donde vendía frutas, lavaba autos y realizaba trabajos ocasionales mientras comenzaba su carrera profesional. “Llegué a pelear gratis para hacer mi carrera”, confesó. Luego se trasladó a Alemania, donde volvió a empezar desde cero.
Por eso, el escenario árabe no le intimida. “Ir a Arabia Saudita no me afecta, siempre he sido migrante, nunca he sido local. Nadie me ha regalado nada”, expresó con firmeza.




