Este fue el grito que se escuchó en el Estadio Azteca cuando los jugadores del Cruz Azul se retiraron al vestidor en el medio tiempo. Así es, pese al triunfo contra el Querétaro, la afición celeste sigue dolida y exigiendo.Lo más álgido se dio en el minuto 70 en que los integrantes de la barra dieron textualmente la espalda al equipo. La manifestación de protesta del sábado pasado duró siete minutos para hacer alusión al marcador del partido contra el América.
¿Qué hacer cuando los que te rodean ya no creen en ti? ¿Cómo reparar cuando hubo una gran desilusión y hemos decepcionado a alguien con nuestras actitudes y comportamientos?
De inicio, es necesario buscar la fuerza en nosotros mismos y/o el equipo; establecer un compromiso para reparar la situación sabiendo que no contamos con el apoyo de los seguidores o personas cercanas en la familia. Debemos aceptar la realidad y algo fundamental para no crecer el conflicto, es no indignarnos ante la reacción natural de los otros o querer devolverles el enojo, haciendo más grande la herida y el distanciamiento.
Aclaro tajantemente que lo que estoy describiendo no implica depender de la aprobación de los demás, porque hay momentos de vida en que nos enganchamos en situaciones en donde queremos dar gusto a otros y nunca es posible. En estas circunstancias debemos optar por la llamada “independencia psicológica” en donde actuaremos en congruencia con lo que pensamos independientemente de la aprobación de los demás. Me refiero a cuando sabemos que hemos fallado y nuestras conductas han generado la desaprobación de nuestros cercanos o seguidores.
Comparto algunas alternativas para la reconstrucción. Primero: aceptar la realidad. Reconocer que no se obró bien y que hay faltas por reparar, es fundamental asumir totalmente nuestra responsabilidad sobre las consecuencias de nuestro actuar. El segundo es el diálogo con los afectados, manifestemos que reconocemos las fallas y que hay un genuino deseo de hacer algo. Esto no cambiará de inicio la percepción de los seguidores o de los dolidos, pero sí será una primera señal de cambio. Lo tercero y más importante, mantener las nuevas actitudes y acciones de forma sostenida. No bastará con un triunfo o un momento de esfuerzo. Debemos mantener esta nueva conducta a través del tiempo para seguir manifestando consistentemente el deseo de cambio. La herida sanará poco a poco. Eso dependerá de la capacidad de reconstrucción y de procesar la situación de los afectados.
Por eso aprovecho este espacio para mandar un mensaje a la barra del Cruz Azul. Estoy de acuerdo que hay que exigir un cambio de actitud, pedir que los jugadores suden la camiseta y se mueran en la cancha. En esta ocasión lo hicieron de forma pacífica, lo cual celebro. Estén atentos a las señales que reciban del compromiso por parte de los jugadores para que nuevamente restablezcan el vínculo y se conviertan en una fuerza que impulse el triunfo y construya el futuro que todos desean para el equipo.
Estimados lectores y lectoras, ante una falla grave en la que perdamos a nuestros cercanos en la familia o en la organización, aceptemos el error, dialoguemos para acercarnos y trabajemos en manifestar consistentemente nuestros esfuerzos de cambio. Les aseguro que vale la pena.
“Revitalízate, vuelve a la esencia de lo que te da el éxito”.




