Parte fundamental en la vida diaria de un ser humano es la muestra de temple y personalidad, no sólo ante situaciones adversas, sino también ante las que nos favorecen, tomando en cuenta los aspectos sociológicos y psicológicos que rodean la mente humana.
La pelea del sábado pasado en la ciudad que se niega a dormir, Las Vegas, fue tal y como se esperaba. Un KO rotundo para el joven nacido en Jalisco, Saúl ‘Canelo’ Álvarez. Desde un principio mencioné que fue desventajosa al hacer que Amir Khan subiera dos divisiones, pero ahí la culpa no fue del mexicano, sino del británico y su equipo que, en afán de regresar al brillo de las peleas estelares, aceptaron tales condiciones. Lo que me llamó la atención fue el final de la reyerta, no fue el impresionante golpe que fulminó a Khan, sino las declaraciones del mexicano, mostrando valor y mucha personalidad. Invitó a Gennady Golovkin al cuadrilátero y lo retó, mencionando que el boxeo no es de cinturones sino que es cuestión de honor. Bien por parte de Saúl, que mostró que está madurando no solo boxísticamente sino mentalmente.
Si la pelea contra Gennady Golovkin se llega a hacer como lo declaró el presidente del Consejo Mundial de Boxeo, Mauricio Sulaimán, será un combate lleno de poder donde la balanza estará sumamente pareja.
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