Hubo un tiempo en que era la Liguilla el despertador que nos sacaba del sueño en el sillón, víctimas de aburrimiento por el torneo regular. Pero no más: por fin el ritmo de la Fiesta Grande se ha colado a los juegos de las últimas fechas del Clausura.
La exhibición que dieron América y Rayados, los dos mejores del campeonato, parecía de fase de eliminación: los líderes vinieron a proponer, explosiva ofensiva que iba una y otra vez, hasta que topaba con el orden de las Águilas, de dinámica encapsulada, lista para liberarse de forma sorpresiva y dar el golpe. Qué vaivén, como partido de tenis. Si tengo que apostar, digo que será la Final. Y que se la llevarán los del Norte.
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