Los segundos son eternos en medio de la incertidumbre. Esteban Gutiérrez baja de su dañado Haas, corre para constatar que Fernando Alonso ha salido ileso de los restos de un McLaren hecho pedazos. Están bien, ambos. Todos respiramos.
¿Pero qué pasó? La repetición de TV pone los pelos de punta al mundo entero. Es un ‘milagro’ que el dos veces campeón mundial español esté vivo. La Fórmula Uno volvió a la acción con un escalofriante recordatorio: en cada carrera 22 hombres ponen en juego su vida. Ayer en Melbourne, a Fernando, como dicen, simplemente ‘no le tocaba’ y gracias a las continuas mejoras de seguridad hoy puede escribir en sus redes a millones de aficionados que sólo gastó una buena dosis de su suerte.
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