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Opinión

Christian Martinoli

Uno de los mejores cronistas deportivos en México, trabaja para TV Azteca y ha colaborado con RÉCORD desde 2010.

Buscando el garbanzo

2021-04-02 | Christian Martinoli
CHRISTIAN MARTINOLI
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Un día a Claudio Vivas, auxiliar técnico de Marcelo Bielsa, cuando era entrenador de la selección argentina de futbol, se le acercó una persona con acento argentino para decirle que en el Barcelona había un muchacho de 16 años que era de Rosario, que la descosía en las inferiores del Barcelona, que se acercaba su debut en Primera y que España estaba buscando convencerlo para que jugara con la camiseta roja. Fue ahí con unos videos en formato VHS, observados en una habitación del Hotel Princesa Sofía de la ciudad condal, que los ojos de Vivas se quedaron pasmados. Fueron 12 minutos de jugadas increíbles y después le trajeron otro video de cinco minutos en donde el muchacho jugó durante un choque del Barcelona B, sin cortes de edición tal y como lo pidió el auxiliar del 'Loco' Bielsa, para evitar engaños.

Ante semejante demostración, de inmediato habló a Buenos Aires y le dijo a Hugo Tocalli, técnico de la Sub 17, que debían llamar a ese muchacho. El mensaje llegó a oídos de Julio Grondona, cacique de los escritorios argentinos del futbol y a vapor organizaron un juego amistoso Sub 20 contra Paraguay para que el futbolista quedara amarrado con Argentina. Así fue, a grandes rasgos, como la AFA se encontró con Lionel Messi. Uno en un millón.

Digamos que si la la inteligencia deportiva en el futbol argentino no fue muy avanzada, en México tampoco se está muy lejos de esa situación cuando se trata de seguir y captar talentos juveniles con futuro.

El caso Nery Castillo fue igualmente llegado por oídas y filtros televisivos que afirmaban que había un chico nacido en San Luis Potosí que jugaba en Grecia.

Desde entonces y con la globalización, algunas federaciones están más pendientes de no perder la oportunidad de encontrar algún gen nacional perdido fuera de nuestras fronteras por temor a que se escape el nuevo Messi, es decir, el garbanzo de a libra y se lo reprochen toda la vida, que por centrarse en nuestro país analizando y recorriendo kilómetros por llanos, deportivas, escuelas, fuerzas básicas y demás sitios donde el talento puede aflorar sin estar esperando la fácil, esa que llega de milagro cuando el primo de un amigo que conoce a un pizzero en Argentina, cree que aquel muchacho que no juega mal quizá nació en México porque sus papás vivieron allá mientras el papá jugó futbol en segunda división.

Así andamos desde hace rato, esperando que algunos juveniles fuera de nuestras fronteras se convenzan de jugar para México porque nacieron acá, más allá de que vivan y hayan crecido futbolísticamente en otras regiones. Que están en su derecho, obvio que lo están, porque se puede tener pasaporte mexicano y ser mexicano por nacimiento teniendo un padre mexicano, así se nazca en Madagascar, o se puede ser mexicano naciendo acá sin necesidad de pasar tu vida en el país y teniendo padres extranjeros. La ley es clara y eso está perfecto.

El asunto es que si es ideal buscar el sí de alguien para que represente a un país con poca conexión a su vida como el caso de Martínez Dupuy o Luka Romero, o incluso que el jugador pruebe donde lo tratan mejor como el caso de Efraín Álvarez, la verdad, no se sabe.

El asunto es que la inteligencia deportiva del futbol mexicano está más pendiente de que no se le escape una 'joya' que hipotéticamente triunfe con otra selección, a que se generen horas de trabajo y visorias por el país, incluso fuera del radar de los clubes profesionales, porque hay tantos genios del balón jugando en la calle que no tienen acceso a fuerzas básicas, pero que es más difícil encontrarlos y eso cuesta tiempo y dinero, entonces por ahí va el asunto.

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