Yo fui uno de los muchos que llegó al mundo influenciado por los ‘vientos de cambio’ que proponía el futbol de Johan Cruyff y de aquella ‘Naranja Mecánica’ de los años setenta.
Pero más allá de una cuestión técnica o física, porque está claro que la Holanda del 74 transformó las revoluciones, la intensidad y la velocidad misma del juego, está el legado principal de Cruyff: Ganar apegado a un sentido de belleza por el futbol.
Cruyff nos enseñó que las formas, las maneras, el cómo en el desarrollo de un partido eran tan importante como el resultado mismo del juego.
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