Cruz Azul se empeña en contradecir al pesimista, que, hay que decir, es un optimista con información. Resuelve el presente y le da la espalda al pasado.
Con un futbol articulado, por momentos en coro y por otros desde la creatividad de sus solistas, La Máquina se confirma como un equipo sustancial y trabajado.
Además, saca provecho del dinamismo en tiempos de parón, cuando los partidos tienen deudas de oxígeno, con la particular velocidad inyectada por los hiperactivos Misael Domínguez y Alexis Gutiérrez.
Los celestes, pues, son la recuperación de la fe semestral. Y ayer no tuvieron que rezarle a sus Santos.




