Espero que mi compadre Richie Peláez no se moleste conmigo por lo que les voy a platicar, pero me enteré que esta semana se llevará a cabo una reunión entre la directiva del América y gente del departamento de inteligencia del club.
El motivo de esta junta, en la que obviamente no estará el buen Nacho Ambriz, es delinear un panorama a seguir en caso de que el equipo no levante y tenga que darse el cambio en la dirección técnica.
Para nadie es un secreto que nombres van y nombres vienen, pues la silla que ocupa Ambriz es el objeto del deseo de muchos técnicos; sin embargo, no hay algo concreto hasta ahora; en el seno de las Águilas la intención es que Nacho continúe, claro, si los resultados lo acompañan.
Mientras tanto, parte de la cúpula azulcrema se previene, pues en el año del Centenario quieren títulos sí o sí, y con el incierto arranque de campaña ya empezaron a dudar que con el actual cuerpo técnico los puedan lograr. Ya lo decía Nachito después de la derrota ante el Pachuca: “Esta semana no va a ser fácil”. Y sí.
Otra ‘joyita’ de Robin Álvarez
No es mi intención hacer leña del árbol caído, o “echarle leña a los lobos”, como algún día declaró mi jorobado el Cuau, pero me enteré de otro tropezón de Cruz Azul, ahora que están de moda.
Resulta que el año pasado estuvieron a punto de contratar a un delantero colombiano de nombre Jefferson Duque, quien milita en el Atlético Nacional, y en 2014 fue dirigido por Juan Carlos Osorio, hoy entrenador de la Selección Mexicana.
Todo marchaba bien hasta que a Robin Álvarez, el hijo de Billy, se le ocurrió revisar las estadísticas del atacante en una de esas agencias especializadas en rendimiento y números de futbolistas, y como se percató que Jefferson había metido pocos goles en 2014, echó para atrás el fichaje.
Bueno, mis queridos celestes, me permito informarles que en 2015 Duque la rompió con el Nacional, fue campeón con el club y el máximo romperredes del torneo con 18 anotaciones en 36 partidos. El pequeño detalle del que no se percató quien detuvo la contratación de este cafetalero fue que, en 2014, metió pocos goles porque estuvo varios meses lesionado. ¡Plop!
Hoy, Jefferson Duque es el objetivo número uno del Atlas, que lo quiere como refuerzo para solucionar la falta de gol. Ni más ni menos.
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