Están sobrepasados. La violencia los superó y las autoridades federales deben tomar cartas en el asunto de inmediato.
No porque sea nuestra fuente de ingresos debemos ocultar la violencia, hacer como que no existe y convertirse en cómplice de delincuentes disfrazados de ‘aficionados’ al futbol.
En la Liga MX no les hace gracia que en los espacios de televisión deportiva aparezca violencia.
Transmitir imágenes violentas en estadios mexicanos lo consideran ir en contra de los intereses económicos de una Liga exitosa comercialmente.
Pero la violencia existe, no es un asunto amarillista que el periodismo inventa para vender periódicos o para tener rating. Es real y es muy preocupante que no exista control.
El Manual de Estadio Seguro no sirvió; deben recapacitar e imponer medidas urgentes para solucionar el gran cáncer del futbol.
Detector de metales en las entradas a los estadios, aplicación de protocolos correctos para controlar a los barristas, impedir que acudan porristas del equipo visitante, dejar de vender alcohol, deberían ser medidas urgentes de aplicación inmediata.
Pero en vez de intentar solucionar los problemas de fondo, parecen más preocupados los protagonistas de las grescas en defenderse unos a otros, a intentar fundamentar mentirosamente con argumentos vacíos tener la razón, cuando en el tema de la violencia nadie de los que están involucrados, tiene razón.
Podría ser muy drástico, pero si las autoridades no consideran que existan condiciones de seguridad en los estadios, no volver a permitir que se abran las puertas hasta que cumplan con requisitos que entreguen certeza a quienes compran un boleto.
Ver a gente drogándose, con picahielo en la mano y con palos en las tribunas, no es más que vacilar a todos que un estadio es ‘seguro’.
Escuchar frases como ‘el futbol es un reflejo de la sociedad’, pudieran sonar a lugar común para muchos de los que estamos metidos en este deporte.
Pero el concepto de violencia en el deporte, como lo vimos el viernes pasado en Veracruz, no es un lugar común, es un asunto que ya se le salió de las manos a las autoridades no solamente de la Liga MX, sino del país.
Como sociedad mexicana vivimos una descomposición en la que pocas personas sienten un respeto auténtico por la autoridad.
Por ejemplo: los policías que se encuentran en la calle, ya sean de tránsito o de seguridad pública, son poco respetados.
Los árbitros son sobajados por los futbolistas y entrenadores, quienes se pasan esta imagen, la del encargado de impartir justicia, por donde se les pega la gana. Simplemente no se respeta a la autoridad en este país.
Entonces, de qué nos sorprendemos por lo ocurrido en Veracruz. Y hablo de todo el dantesco espectáculo, desde la golpiza en las tribunas hasta el arrebato de Ricardo Ferretti, quien amenazó a los veracruzanos que se atrevan a ir a Monterrey para su próximo partido en aquella ciudad.
Así como la directiva, cuerpo técnico y jugadores de Tigres calificaron de desagradable y espantoso lo que ocurría en las tribunas del Luis ‘Pirata’ Fuente, tenemos que decir que lo que hizo su director técnico fue de la misma altura.
No es posible, no se puede tolerar, que un personaje del futbol se sienta con el poder de irrespetar a los miembros de la autoridad como lo hizo Ferretti, quien en medio de su ‘desesperación’ porque ayudaran a los aficionados del equipo que dirige, manoteó, jaloneó e insultó a un policía, que además de fallar en su principal trabajo, el de mantener el orden en el estadio, mostró temor de actuar conforme a la ley con el brasileño.
Porque en ese momento en que fue jaloneado, el policía debió someter al técnico de los Tigres y remitirlo.
Después, tuvo que ser sujeto a una sanción como la publicada en el Código Penal del estado de Veracruz, que dicta de seis meses a dos años de prisión y multa hasta de 40 días de salario público a quien amenace o agreda a un funcionario público en funciones.
Eso fue lo que sucedió con Ferretti por más que quieran disfrazarlo bajo el argumento de la defensa de sus aficionados.
Lo que pasa es que este personaje siente que como es intocable en el futbol mexicano también lo puede ser fuera de éste.
Pero la ley de la calle, la de todos los que vivimos en este país, no sabe de profesiones u oficios.
No por ser técnico de Tigres tiene que ser exculpado de esta situación, así como tampoco debe pasarse por alto por parte de las autoridades de la Liga, la amenaza que realizó a los aficionados.
Desafortunadamente, lo que vivimos en Veracruz fue algo que se pudo evitar desde hace mucho tiempo, pero como los encargados de la Liga, la Federación y las autoridades gubernamentales lo habían pasado por alto, ahora los ha rebasado.
Han llegado al punto en que a los aficionados que quieran hacer estos desmanes no les importa la autoridad ni el castigo que pudieran tener.
Se ríen de ese concepto, así como el Tuca ahora se ríe de las estupideces que dijo en la cancha del Luis ‘Pirata’ Fuente.




