Pareciera que los Halcones Marinos de Seattle tienen un pacto de honor con los dioses del emparrillado y por más que en algún momento luciera inminente su eliminación, de alguna manera sucede lo inesperado y logran salir adelante.
Basta recordar el partido de campeonato de la NFC, el año pasado, en casa contra los Empacadores y, por supuesto, lo que sucedió en Minnesota la semana pasada, donde el mejor pateador durante la temporada regular, Blair Walsh, falló un gol de campo de 27 yardas y los Halcones Marinos renacieron de las cenizas para avanzar y enfrentar a las Panteras de Carolinaen la ronda Divisional.
No son, ni cerca, los dos equipos con mayor afición o historia en la NFL, pero ningún partido de los cuatro que se jugarán en la ronda Divisional me llama más la atención que el Halcones Marinos vs Panteras.
Las razones: dos equipos demasiado físicos, que su fortaleza es la defensa, que tienen a quarterbacks explosivos que pueden cambiar el rumbo del partido en un jugada, ya sea con su brazo o con las piernas.
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