¿La Liga Femenil en crisis?

Laura Garza

Laura Garza

Fotógrafa, comunicadora, analista de imagen y editora de fotografía. Ha creado un espacio de análisis visual a partir de momentos fotografiados en el mundo de la política y de los personajes más destacados a nivel mundial.

LAURA GARZA
| 08 Oct, 2024

Comúnmente los casos de violencia de género en el más mínimo pensamiento social y machista, se piensa que la víctima, en este caso la mujer se vistió, caminó, miró o se comportó de una manera en que ella fue la causante de la provocación en el agresor.

El cuestionamiento siempre es: ¿pues qué traía puesto? ¿Pues en dónde andaba? ¿Por qué iba sola a esas horas? ¿Es que a quién se le ocurre?

Entonces los acosadores o agresores casi son libres de culpa de manera directa. Lamentablemente, es una historia repetida.

Pero en el futbol, ¿cómo se podría culpar a la mujer? Me pregunto: ¿cómo es que ellas podrían llegar a ser señaladas como culpables de los acosos, hostigamientos y agresiones?

El futbol femenil en México ha ido acaparando mayor atención por su buen nivel y sus participaciones en competencias internacionales, y también por las contrataciones de jugadoras extranjeras que han venido a aportar otro ritmo.

Nuestra Liga Femenil pasa por otro momento de crisis, y la serie de casos de acoso documentados me lleva a esta reflexión, en un país en donde asesinan a 11 mujeres al día y que considero que es un tema urgente para trabajar de manera integral.

El último caso ha sido el de Lucía Yáñez que fue fichada por el Club Puebla para este Clausura 2024 desde Los Ángeles. Con 22 años no tenía ni idea del martirio que viviría sin su familia, ni nadie que la apoyara en los momentos más difíciles, estoy segura, de su vida.

Recién su llegada a Puebla, comenzó a darse cuenta que habían perfiles falsos con su imagen en donde solicitaba dinero a desconocidos y peor aún, en donde ofrecía servicios sexuales. ¿Se imaginan eso?

Lucía pidió ayuda y le sugirieron que cerrara sus redes sociales. ¡Vaya solución! Pero llegaba su primer juego del torneo y ella tenía que concentrarse a lo que había venido: a jugar futbol.

Pero no jugó, solo vio al final del juego cómo volaron folletos a la cancha en donde aparecía su imagen y la leyenda “los poblanos no te quieren” y una serie de insultos.

Lucía nunca tuvo minutos en la cancha, pidió ayuda al Club y se quedó en un S.O.S. sin respuesta.

Lo que siguió fue que le lanzaran piedras a su departamento y le rompieran ventanas. Después, amenazas directas por redes sociales. Nadie hizo nada, nadie le quiso dar acompañamiento, nadie la asesoró, nadie la apoyó para ir a la Fiscalía y cuando decidió ir ni allí le valieron sus pruebas.

Por supuesto, decidió irse de México, con una pésima experiencia, sin minutos en el campo y sin un peso de salario, porque el Club se negó a pagarle sin haber jugado.

Después de la publicación por parte de WDeportes de su caso, la Liga Femenil se ha acercado, le ha brindado asesoría y apoyo legal.

Pero hoy fue ella, mucho antes fueron los casos de Jana Gutiérrez, Selene Varela y Scarlett Camberos del América que fueron acosadas por el mismo tipo.

A Scarlett le creaba cuentas falsas, la acosaba y un día le apareció camino a su casa. Ese tipo recibió siete meses después un arresto domiciliario por 36 horas después de que le Club le ayudó y la acompañó.

Camberos decidió irse del país al sentirse insegura, aunque un año después regresó a jugar al América en donde fue la capitana y una de sus mejores jugadoras.

Nailea Vidrio, jugadora del León y Cruz Azul, Greta Espinoza de los Tigres o Norma Palafox de las Chivas, son algunos de los nombres que conocemos porque ellas han decidido hablar y exigir un alto.

Ninguna ha sido culpable, ninguna debe de soportar los gritos violentos, racistas y sexuales desde las gradas. Ninguna tendría que "cuidar" sus redes sociales, ninguna tendría que batallar para que su equipo le ofrezca protección a acompañamiento en casos de violencia de género.

Urge una campaña de concientización, un mensaje clave que podamos posicionar en los estadios, en los entrenamientos, en la sociedad mexicana para respetar a la mujer dentro y fuera de la cancha.

La Liga Femenil no puede tener crisis de violencia de género un año sí y el otro también.

Los protocolos son indispensables, pero deberían de ser obligatorios, de lo contrario los cuerpos directivos y Clubs penalizados.

Lamentablemente, vivimos en un país en donde la cultura del aficionado es gritar, insultar y agredir a los jugadores en la cancha, con el poder del anonimato, el exceso de alcohol y la falta de educación.

Y peor aún de violencia y del no pasa nada. La Liga debe de ofrecer esa protección y seguridad para todas las jugadoras, dentro y fuera del campo.

Necesitamos esa campaña que nos devuelva un espectáculo deportivo afable para las familias y mujeres, y que las jugadoras nacionales o extranjeras se sientan seguras, que, si corren peligro, su club no las dejará solas.

Con gusto les ayudo. 

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