El pasado 13 de septiembre Saúl 'Canelo' Álvarez entró al ring para medirse con Terence Crawford. El resultado fue un golpe duro: la derrota y la pérdida de los cuatro títulos que defendía. Como si no fuera suficiente, la vida le dio otro golpe fuera del cuadrilátero: una lesión en el codo que requirió cirugía y lo mantendrá alejado hasta mediados de 2026, aproximadamente.
Para un peleador que había visualizado colgar los guantes a los 37 o 38 años, esta pausa inesperada podría cambiar su historia y anticipar su retiro.
¿Qué hacemos cuando lo que planeamos se desvanece en un instante?, ¿cómo enfrentamos los cambios?
Parte inherente de la vida son las transformaciones: cada día, cada decisión nos lleva a una ruta distinta. Pero cuando la decisión no es voluntaria, nos vemos obligados a detenernos y repensar nuevas posibilidades. Podríamos pensar que es un obstáculo; a mí me gusta verlo como un giro en el rumbo.
Canelo, en varias ocasiones, expresó su deseo de dejar el boxeo en buena condición una vez terminado su contrato con Turki Alalshikh, pero ahora la lesión podría modificar sus planes.
En situaciones adversas, la clave para superarlas es la resiliencia, un concepto muy mencionado en la última década, pero no siempre comprendido. En física, un material resiliente es aquel que recupera su forma original tras ser sometido a una fuerza externa, sin sufrir un daño permanente. En psicología, la resiliencia es la capacidad de adaptarse a la adversidad con resultados positivos. No es aguantar, es aprender a doblarnos sin rompernos.
Álvarez se encuentra en un punto de inflexión: deberá valorar su trayectoria, observar distintas perspectivas y abrirse a nuevas oportunidades.
Ante una situación de quiebre, haz una pausa: es la ocasión para descubrir fortalezas ocultas y reinventarte.
Él comentó que, cuando se retirara, se dedicaría a sus negocios y a promover nuevos talentos. Tal vez este sea el momento de comenzar a ver la posibilidad de adelantar ese futuro.
Un quiebre es ese instante que nos invita a mirarnos al espejo y preguntarnos: ¿quién soy ahora que ya no puedo seguir por el mismo camino?
Quizá el tiempo de recuperación que tiene por delante el tapatío signifique reconocer lo construido y comenzar una nueva etapa en su vida y en su carrera.
En la vida, como en el boxeo, el triunfo no está en quien nunca cae, sino en quien sabe levantarse, adaptarse y seguir adelante después de cada golpe.
Un quiebre no nos detiene, nos transforma.




