¿Quién es más mexicano: el que nace aquí o el que elige serlo?

María del Mar Salinas

Con más de 20 años de experiencia en comunicación estratégica, actualmente se desempeña como coach ejecutivo y de vida, abordando cada situación con empatía y desde diferentes perspectivas.

¿Quién es más mexicano: el que nace aquí o el que elige serlo?
¿Quién es más mexicano: el que nace aquí o el que elige serlo? | RÉCORD

María del Mar Salinas

Con más de 20 años de experiencia en comunicación estratégica, actualmente se desempeña como coach ejecutivo y de vida, abordando cada situación con empatía y desde diferentes perspectivas.

El futbol, espejo de nuestra identidad nacional, vuelve a poner sobre la mesa una vieja discusión: los naturalizados en la selección mexicana.

Este debate parece no tener fin y, a meses de iniciar la Copa del Mundo, el tema vuelve a generar polémica.

Pero, ¿dónde duele cuando no se quiere incluir a naturalizados en la selección?, ¿en qué afecta que una persona no nacida en tierras aztecas defienda la bandera tricolor?

Desde mi postura como exjugadora (universitaria), aficionada, exreportera y coach, no vengo a inclinar la balanza: vengo a cuestionar razones y revelar perspectivas.

Selección Mexicana, dos palabras que, si las sacamos del contexto futbolístico, la suma de ambas pareciera darnos la respuesta. Pero, ¿qué significa ser mexicano?

No para todos es lo mismo. Tal vez sea amar al país, estar orgulloso de nuestras raíces, conocer la historia… y aun así, cada una de esas cosas tiene matices y grados. Pragmáticamente, es nacer en México, pero eso por sí solo no te hace amar al país, conocer su historia o sentirte orgulloso de él. Estoy segura de que ser mexicano en la cancha significa defender la camiseta, dejar la piel para poner en alto al equipo, y dudo que un naturalizado no la defienda igual que uno nacido en México.

El estereotipo. El simple hecho de llamar 'naturalizado' a alguien que no nació en el país, pero que optó por cambiar su nacionalidad, va con una carga negativa y con el apellido de 'extranjero' que no se borra con nada. ¿Qué pasa si esa persona llegó al país a los cinco años, o en la adolescencia, o incluso por el futbol, pero se sintió más identificado, cómodo y feliz aquí, y además está dispuesto a cambiar su nacionalidad para defenderlo?

“Le está quitando el lugar a uno de los nuestros”, “hay que dar oportunidad a los jóvenes”... Este argumento puede verse desde muchos ángulos. El futbol es una industria, un negocio, y los jugadores son parte de la plantilla de empleados. Visto así —y extrapolando este ejercicio a empresas de cualquier nacionalidad, pero en su propio territorio—, entonces ninguna debería contratar personas extranjeras. Ahí lo dejo.

Han pasado 90 años desde que el primer naturalizado portó la playera tricolor, y en todo este tiempo solo 18 naturalizados han sido llamados. ¿Realmente se están robando las plazas?

Los naturalizados tienen todo el derecho legal y humano de representar a México, y ese derecho viene acompañado de una responsabilidad psicológica y de rendimiento mayor: deben estar dispuestos a demostrar, como sucede en muchos ambientes laborales con los 'outsiders'. A la vez, deben luchar contra la presión externa, la ambivalencia de su identidad —culpa vs lealtad— y reconciliar su origen con su nuevo rol.

Como país y como afición, debemos reflexionar sobre nuestras heridas colectivas. Admiramos al jugador extranjero, pero lo rechazamos si quiere defender nuestra bandera. Al aceptarlo, no perdemos nuestra identidad ni minimizamos nuestras raíces.
Como personas, reconozcamos el esfuerzo, valoremos el mérito y reduzcamos el prejuicio. Este debate no tiene que ser blanco o negro: es posible tener naturalizados sin dejar de valorar el talento local.

Así como en un equipo o en una empresa, el verdadero crecimiento está en reconocer el valor del otro sin perder la propia esencia.