Que vergüenza ver un árbitro tan limitado. Fernando Hernández en la calle, sin personalidad, jerarquía y con un criterio muy pobre.
Fue a saludar a los técnicos al inicio del partido y luego se comió todo lo que Larcamón les gritó. A los 40 segundos no expulsó a Pablo Parra. No tiene la menor idea para aplicar la ventaja, favorece al equipo infractor, lamentable la forma en que los jugadores le gritan, lo encaran y le protestan, se espanta y no sabe qué hacer. Este es el claro ejemplo de que, cuando aceleran las carreras de los árbitros, fracasan.
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