EFE | BARCELONA
Con cinco remontadas en lo que va de curso y casi la mitad de goles anotados en la recta final, el Barcelona, un equipo habituado a imponerse sin apenas sufrimiento, ha aprendido a dar la vuelta a partidos en contra y se ha acostumbrado a la épica, un valor hasta ahora ajeno al Camp Nou.
"Antes decían que aburríamos. Pues ahora ya no aburrimos", espetó con ironía el técnico Tito Vilanova tras tumbar al Celtic escocés con un gol del lateral Jordi Alba a pocos segundos del final.
Lo que antes era una excepción, hoy es casi el pan de cada día. De trece partidos oficiales disputados, la de este martes se ha convertido en la quinta remontada. Real Madrid (2-2), Osasuna (1-2), Spartak (3-2), Sevilla (2-3) y Celtic (2-1) probaron esa suerte que ahora parece de cara para los catalanes.
"Cuando ya lo hemos hecho en varios partidos, se demuestra que no es suerte", opina en cambio el argentino Javier Mascherano. "Hay que verlo como una virtud. Podríamos tirar la toalla, pero al final decantamos los partidos porque el equipo va, va y va".
En efecto, de los 35 goles anotados, casi la mitad (16) han sido en los últimos veinte minutos. Pero a excepción del 5-1 a la Real Sociedad y el 1-4 al Getafe, el Barcelona no ha conseguido imponerse por más de dos goles de diferencia en los demás encuentros.




