Estadio Hampden Park, histórico y remodelado

Renovado estadio Hampden Park | EFE |

ÁLVARO CRUZ

Glasgow no sólo cuenta con una historia impactante en la música, sino con un verdadero monumento al deporte: Hampden Park; recinto lleno de historia y templo majestuoso, testigo único del mito futbolístico que rodea al Reino Unido.

Un estadio que ha sufrido una evolución permanente y que impuso un récord de asistencia en 1937, para el duelo entre Escocia e Inglaterra, sin espadas y tan sólo con un balón de por medio, al registrar la entrada de 149 mil 415 almas eufóricas.

Hampden no es un estadio que pueda visitarse cada 15 días para disfrutar un partido de la Liga de Escocia, pues sólo engalana partidos de la selección nacional de futbol, o las Finales de copa, que se disputan en el ocaso de una temporada.

La experiencia Hampden Park inicia desde la concepción misma del pasado, con imágenes imborrables de la gran Final de la Copa de Europa, en 1960, cuando el Real Madrid apabulló 7-3 al Eintracht Frankfurt, hasta la estampa, y considerado como uno de los mejores goles en la historia de la Liga de Campeones, que regaló Zinedine Zidane en 2002, con lo cual los merengues ganaron la Champions League al Leverkusen; curiosamente, otro equipo alemán.

El nuevo Hampden Park, que ha sido remodelado en diversas ocasiones en su larga historia, cuenta con un museo del futbol escocés, en el que se puede admirar las fotografías más reveladoras del balompié en aquél país; además de playeras, balones y trofeos recolectados a lo largo de los años.

En el inmueble no podía faltar el salón de la fama, donde se puede recordar o conocer a figuras de la talla de Kenny Dalglish, tres veces mundialista por Escocia e icono del Celtic y el Liverpool; un fuera de serie. Además, el tour por este maravilloso estadio, bautizado como ';Hampden Experience';, permite tomar un café sentado en los cómodos asientos del lugar, disfrutando de la tranquilidad de este monumento al balón, previo a un gran paso rumbo a la experiencia como futbolista, en el que el asistente puede accesar al túnel que conduce al campo, adornado con miles de asientos que desbocan miradas sobre los protagonistas en el terreno de juego.

El final no puede ser otro que visitar la tienda, luego de pasar por camerinos y vestidores, donde siempre se podrá encontrar playeras del seleccionado escocés, artículos para el hogar, la escuela y el automóvil.

Sin duda, un destino que ningún fanático debería perderse.

Recuerda el gol que marcó Zidane en la Final de la Champions en 2002, que Real Madrid ganó a Bayer Leverkusen.

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