Mineirao, coloso 'ajeno' a Belo Horizonte y Brasil

La Selección reconoció el inmueble | BERNARDO MALDONADO |

IVÁN CAÑADA

La tranquilidad recorre Pampulha, se sumerge por su pequeña laguna característica del lugar y recorre las calles para extenderse hasta el mítico Mineirao: todo en un tramo de menos de un kilómetro.

Las manifestaciones en Brasil no están exentas de Belo Horizonte, aunque en la zona donde se encuentra el estadio no se percibe la tensión, no se escuchan los murmullos de la ciudad ni de los programas de radio o de televisión que no dejan de hablar sobre lo que ocurre a cada hora.

Simplemente se respira un ambiente de paz, mientras unas palomas buscan comida a la orilla de la laguna y los árboles brillan bajo los rayos del sol. Así es el panorama en el que se encuentra Mineirao, uno de los estadios más históricos de este país.

Los autos pasan por las extensas avenidas, los restaurantes cercanos están repletos casi siempre y la gente, principalmente turistas, gozan del paisaje, del bello horizonte que tienen enfrente y hace referencia directamente al nombre de la ciudad.

Al momento de estar en ese lugar no hay nada más que pensar, sólo queda disfrutar y seguir el camino que desemboca en el Mineirao, donde el futbol se convierte en el único y casi exclusivo tema de conversación.

Ya dentro de este inmueble comienza otro recorrido memorable. Por fuera podrá lucir sus casi 50 años de edad, pues su fachada es la original, pero por dentro es un inmueble moderno que cambió el graderío tradicional por butacas bien definidas y colocadas, además de un techo completamente nuevo que hacen lucir más a la casa del Cruzeiro.

En la experiencia brasileña vivida hasta el momento, ningún otro punto ha sido como Belo Horizonte; sobre todo en la región de Pampulha, donde se encuentra el estadio y la naturaleza que lo rodea.