Robert Pirés, el mosquetero de Francia

Pirés jugó dos ediciones de Confederaciones con Francia | AP |

GIBRÁN ARAIGE

Uno de los jugadores más finos de los últimos tiempos, que junto a otras grandes figuras puso a Francia entre las potencias del futbol mundial. Robert Emmanuel Pirés poseía un estilo elegante, que mantuvo a lo largo de toda su trayectoria como futbolista y que lo colocó dentro de los mejores jugadores del planeta a finales de los noventa y a principios de este siglo.

Su serenidad con el balón en los pies lo hacía único, capaz de jugar a otra velocidad que le daba la pausa que necesitaban los equipos en los que jugaba, pero al mismo tiempo con la exactitud de cambiar de ritmo en el momento preciso.

Además tenía el talento de ser un gran asistente, ya que era un dominador del mediocampo, donde funcionaba como un gran armador de juego y surtía de balones a los delanteros con pases precisos.

Pero también sabía ser un jugador con gol, ya que contaba con un potente disparo de larga distancia y también sabía entrar de sorpresa por la espalda de los defensas, generalmente asistido por otro genio del balón, Zinedine Zidane.

Su inteligencia pasó por diferentes países de Europa, iniciando su carrera en Francia, después pasó por la Liga Inglesa y posteriormente en España, para regresar a Inglaterra a terminar su carrera.

Sin duda su mejor época la vivió defendiendo la playera del Arsenal, donde se consagró como uno de los mejores jugadores del mundo y el motor de los Gunners.

Pero Pirés fue mejor conocido por ser el ‘Mosquetero’ de Francia, como era llamado. Robert fue parte de la época dorada del balompié galo, siendo parte de ese equipo que ganó por primera vez la Copa del Mundo en 1998 en su propia tierra.

Dos años después fue parte del plantel que se coronó en Holanda y Bélgica en la Euro de 2000, pero su mejor momento sin duda fue en 2001 en la Copa Confederaciones que se celebró en Corea-Japón, donde fue el motor de Francia y pieza fundamental para que su equipo se proclamara Campeón, obteniendo el Trofeo como el Mejor Jugador del torneo.

Una grave lesión lo dejó fuera del Mundial de 2002, pero un año después volvió a ser parte de la selección francesa en la Copa Confederaciones de 2003, donde marcó tres goles y refrendó el título.

El ‘Mosquetero’ decidió colgar los zapatos este año con el Aston Villa, aunque su historia la dejó enmarcada con letras doradas.

EL MEJOR DE LA CONFEDERACIONES EN COREA-JAPÓN
Robert Pirés sorprendió al mundo durante la Copa Confederaciones 2001 celebrada en Corea y Japón, donde se llevó los premios individuales más deseados. Además de ser Campeón con Francia, el mediocampista fue galardonado con la Bota de Oro por ser el máximo goleador y también obtuvo el Balón de Oro como el Mejor Jugador del torneo.