REDACCIÓN RÉCORD
Antes de la llamada ‘era profesional’ del futbol mexicano, sólo existe un antecedente del Clásico Nacional, cuando el América, entonces con su etiqueta de bicampeón de la capital, sostuvo una serie de tres partidos amistosos en tres días consecutivos, ante una selección Atlas-Guadalajara en tierras tapatías.
El 10 de octubre de 1926, a las 18:30 horas, en el campo Guadalajara (sin tribunas que pudieran darle el nombre de estadio), el árbitro Juan Billón pitó el inicio.
Los capitalinos alinearon con Alfredo García Bracho en la puerta; los defensas Pelegrín de Prida y José López; Benito Contreras, Luis Cerrilla y Manuel Guevara en la media, y adelante, Juan Terrazas, Guillermo Hyder, Francisco Enríquez, Esiquio Cerrilla y Carlos García.
Los jaliscienses jugaron con Fausto Prieto en el arco; en la defensa, Juan José Cortina e Ignacio Ávila; en la media, Jesús Aceves, Ramón García y Eliseo Orozco; y los delanteros Anselmo González, Anastasio Prieto, Gabriel Aceves, Luis Fierros y Jesús Herrera. El equipo estaba integrado por seis elementos del Guadalajara y cinco rojinegros.
El cotejo fue dominado por los locales, incluso, el arquero Prieto tocó su primer balón tras 15 minutos de juego. El acoso tapatío rindió frutos cuando Gabriel Aceves colocó el balón en la esquina del arco de García. Cerca del final del primer tiempo, Hyder empató con un disparo rápido y colocado, que venció la estirada de Prieto.
El segundo tiempo fue de menor interés y tuvo que suspenderse a 15 minutos del final por falta de luz (los partidos de la serie se pactaron a 70 minutos).
Al día siguiente, 11 de octubre, se llevó a cabo el segundo partido; ahora en El Paradero, nuevamente ante una numerosa asistencia, y otra vez pitado por Billón.
Mientras los tapatíos repitieron cuadro, el América cambió a sus dos defensas por Agustín Ojeda y Rafael Garza Gutiérrez ‘Récord’; Enrique Esquivel jugó en la media y José López fue recorrido a la delantera, por García.
La lluvia retrasó el inicio hasta las 16:20 horas. A diferencia del primer cotejo, los americanistas dominaron con un toque preciso e incisivo. El arquero rojiblanco Prieto fue la figura, multiplicándose en sincronía con sus defensas, Cortina y Ávila, para detener con dificultades y dosis de sangre fría el ‘mortal’ acoso capitalino.
Un lance accidental de Anastacio Prieto provocó un vuelco definitivo en el partido, al caer sobre la pierna del mediocampista crema Guevara, desarticulándole la rótula. Sin posibilidad de cambios (en ese entonces no reglamentados), América tuvo que lidiar el resto del partido con 10 hombres.
El propio ‘Tacho’ definió el cotejo al inicio del segundo lapso, con un disparo fuerte y esquinado por izquierda que dejó plantado a García Bracho.
El juego se ensució y ambos equipos estuvieron cerca de llegar a las manos, tras las entradas antideportivas de los americanistas Hyder, sobre Herrera, y de Terrazas contra Anastacio Prieto. Mientras que los tapatíos Herrera y Fierros hicieron rodar al americanista Ojeda. Eliseo Orozco salió golpeado del encuentro.
La serie retornó al campo Guadalajara para el tercer y definitivo cotejo, el 12 de octubre, ahora con arbitraje de Juan Satrústegui, y ante una multitud que no dejó huecos alrededor del rectángulo de juego.
El guión del segundo partido se repitió con un abrumador dominio azulcrema. A un minuto del descanso, ‘Récord’ pateó un balón a 10 metros del arco y Fausto, bien colocado, intentó sujetar, pero el balón se le escurrió entre las manos.
En el segundo tiempo volvió la rudeza, y al minuto 20, una meleé dentro del área fue sancionada como penalti por Satrústegui, por una presunta mano americanista. Los cremas protestan enérgicamente, a tal grado que se retiraron de la cancha y permitieron que Cortina cobrara el castigo sin portero. Prosiguieron las discusiones con el árbitro, quien tras las tres llamadas reglamentarias, ordenó la continuación del juego, pero ¡sin rival! Los delanteros jaliscienses avanzaron solos contra el arco capitalino y Tacho marcó el 2-1 sin oposición alguna.
El inspector de diversiones de la capital tapatía, de apellido Farías, se dirigió al capitán americanista y lo amenazó con una fuerte sanción económica para el equipo, e incluso con cárcel para los jugadores si no regresaban a jugar, toda vez que el público pagó su entrada al partido.
A regañadientes, los americanistas regresaron al campo para concluir el tiempo restante, donde únicamente se dedicaron a agredir a los rivales, e incluso ‘Récord’ fue expulsado por una falta sobre Aceves.




