México, a un año de la Medalla de Oro en los Olímpicos

Jugadores de México festejan la primera anotación de Peralta | MEXSPORT |

ÁLVARO CRUZ

Corrían los últimos 15 minutos de partido, la gente experimentaba mil pulsaciones por segundo, los nervios hacían mella en los rostros de los aficionados, que reflejaban la emoción contenida por tanto tiempo de gritar campeón, todo a la par de un sentimiento de desesperación al ver cómo Marco Fabián estrellaba un balón en el palo y volaba otro con la testa.

Pero algo se movía inquieto en el estómago de todo un país: el grito de gol contenido por un lapso de tiempo. Asemejado a la eternidad, recorría rápidamente el cuerpo de los mexicanos, en paralelo al movimiento de Oribe Peralta en el área que cambió el rumbo de un esférico al impactarlo con la cabeza y la fuerza del corazón hacia la red, logrando una explosión de júbilo que hasta ahora no se ha podido olvidar ni igualar.

Aquel momento quedó grabado en la memoria de los guerreros de la Selección azteca, que sufrieron hasta el final con el gol de Hulk y un cabezazo de Óscar que rozó el filo de la red por arriba de la meta mexicana, y no tuvo más que expresiones de alivio antes de brincar y romper en lágrimas de alegría tras el silbatazo final.


Hace exactamente un año de la más grande proeza del futbol mexicano, 365 días que se fueron como agua y que los protagonistas del oro siguen recordándolo como si fuera aquel mismo instante.

El momento más glorioso del balompié azteca se cristalizó en la catedral del balompié mundial ante el histórico Brasil, un desenlace ni mandado a hacer.


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Londres fue testigo de cómo 18 jóvenes, envueltos por el escepticismode una nación, fueron despejando la bruma hasta consagrarse en héroes nacionales aquel 11 de agosto, enmarcando su leyenda con letras de oro en la memoria de sus compatriotas.

Actualmente, México recuerda con alegría su primera Medalla de Oro en Juegos Olímpicos; en el Ángel de la Independencia y Trafalgar Square todavía queda la imagen de miles de mexicanos que corrían emocionados gritando "campeón” en todo lo alto.

Eran los reyes, los dueños de la victoria, los generadores de un sueño del cual no quieren despertar, y ahora, un año después, el orgullo de toda una nación sigue en lo más alto gracias al histórico día.