Senegal ruge hacia el Mundial: doblete de Mané y goleada que sella su pase

Senegal ruge hacia el Mundial: doblete de Mané y goleada que sella su pase
Senegal festeja el pase al Mundial | AP

Cuando el árbitro pitó el inicio en el Stade Me Abdoulaye Wade, el aire estaba cargado de expectativas y nostalgia. La hinchada senegalesa, entre cánticos, tambores y banderas verdes, amarillas y rojas, no sólo esperaba una victoria: exigía un triunfo que elevara sus sueños colectivos hasta la cúspide del futbol. A lo lejos, sobre el césped bien cuidado, los once Leones de Teranga se alinearon con la mirada firme, sabiendo que cada pase, cada carrera y cada remate serían juzgados por multitudes enteras.

Los minutos iniciales transcurrieron con intensidad contenida: Senegal movió la pelota, tanteó espacios, intentó quebrar líneas, mientras Mauritania se replegaba con disciplina esperando el momento de algún contragolpe. El gol no tardó en llegar: Mané, el capitán y emblema, se adelantó a su sombra defensiva para empujar un balón tras combinación entre Ndiaye y otros ofensivos, y el estadio estalló en júbilo. El grito se expandió como fuego: era el primero de muchos.

Aquel gol no fue sólo un desahogo, fue una asamblea emocional donde cada aficionado respiró esperanza. Senegal mantuvo su temple y, poco a poco, fue conquistando terreno con fluidez. Al cierre del primer tiempo o incluso antes, ya se vislumbraba que no habría márgenes para la sorpresa: la noche pertenecía a los locales.

Sadio Mané celebra el primero de sus dos goles a Mauritania | AP

Dominio absoluto: cuatro goles, cero fisuras

Tras el descanso, Senegal regresó con la misma ambición y un plan claro: no permitir que Mauritania respirara. El segundo tanto cayó con naturalidad mediante Iliman Ndiaye, desbordando por la banda y definiendo con frialdad ante la salida del guardameta. Fue una jugada que combinó velocidad, técnica y convicción: un síntoma de la superioridad del conjunto anfitrión.

Mauritania intentó reacción, pero sus líneas cada vez se desmoronaban frente a la presión leona. Sadio Mané, con la cabeza fría del goleador consumado, firmó el doblete con un disparo rasante tras recibir dentro del área, y el estadio retomó su explosión de júbilo. Ya con 3-0 en el marcador, el partido se transformó en una fiesta colectiva: los suplentes celebraban, los cuerpos corrían con soltura, los movimientos fluían.

Para cerrar la obra, Habib Diallo apareció como en días de gloria: sin nervios, sin titubeos, definió con precisión para poner el 4-0 definitivo. Con ese tanto, Senegal no sólo cerró un partido perfecto, sino que firmó un boleto directo al próximo Mundial sin necesidad de Repechajes. Los aplausos retumbaron al caer el silbatazo final: victoria contundente, clasificación asegurada.

Senegaleses al finalizar el juego ante Mauritania | AP

Historia leonesa, presente y proyección mundialista

Senegal llega a su tercer Mundial consecutivo, tras sus participaciones en 2018 y 2022, demostrando que ya no es sorpresa sino constancia. La selección africana no es ajena a gestas globales: en su debut mundialista, en 2002, alcanzó los cuartos de final con una campaña que asombró al mundo. Allí venció a Francia (campeona vigente) por 1-0, empató con Dinamarca y Uruguay en fase de grupos, eliminó a Suecia en Octavos y cayó frente a Turquía en tiempo extra en Cuartos de Final.

Este último triunfo ante Mauritania no surge del azar. Senegal fue líder invicto de su grupo, con siete victorias y tres empates, anotó 21 goles y apenas recibió tres en contra. Tiene una nómina de elite: además de Mané, brillan Kalidou Koulibaly, Edouard Mendy, Ismaïla Sarr, Nicolás Jackson, Iliman Ndiaye y Pape Guèye, entre otros. La mezcla de experiencia y juventud, acompañada por un técnico con visión, ha generado una maquinaria sólida que no da respiro a sus rivales.

Apenas se definieron otras implicancias del grupo: República Democrática del Congo, como segundo de su zona, obtuvo el derecho a jugar el Playoff que da acceso al Repechaje intercontinental. Senegal, en cambio, evita ese sinuoso camino y se instala directamente en el torneo que se disputará entre Estados Unidos, México y Canadá.

El Stade Me Abdoulaye Wade fue una fiesta | AP 

Ahora, con su boleto en la mano, los Leones de Teranga se preparan para soñar en grande. La historia de 2002, con su apabullante irrupción mundialista, vuelve como referencia y espejo. Solo que esta vez, no son la sorpresa: son una potencia africana en ascenso. La expectativa no es pequeña: sus hinchas ya evocan aquella gesta para imaginar un nuevo recorrido inolvidable en 2026.