El Inter de Milán comenzó su andadura europea con una victoria de prestigio en el Johan Cruyff Arena. El protagonista absoluto fue Marcus Thuram, que con dos cabezazos imponentes resolvió un encuentro en el que el Ajax tuvo más balón, pero menos pegada. El 0-2 final refleja la solidez del subcampeón de Europa y la impotencia de un conjunto neerlandés que se estrelló contra la seguridad defensiva italiana.
El inicio fue vibrante. Apenas sonaba el himno de la Champions y Thuram ya había avisado con un disparo bloqueado. Sin embargo, el Inter pronto cedió la iniciativa: el Ajax monopolizó la posesión, especialmente por la banda izquierda, aunque sin transformar ese dominio en ocasiones claras.
El VAR anuló un penalti señalado a favor del Inter por falta previa de Thuram, y esa acción pareció espolear a los locales. Godts tuvo la más clara tras un desmarque fulgurante, pero Sommer respondió con una parada milagrosa. En la jugada siguiente llegó el castigo: Calhanoglu ejecutó un córner con precisión quirúrgica y Thuram se adelantó en el primer palo para abrir el marcador en el minuto 42.

Con ese 0-1 se llegó al descanso, dejando al Ajax con la sensación de haber hecho más méritos pero con el castigo de su falta de efectividad.
Nada más arrancar la segunda mitad, la historia volvió a repetirse. Centro de Calhanoglu y cabezazo incontestable de Thuram para el 0-2. El delantero francés, sin oposición en el área, confirmó así su noche perfecta y el plan de un Inter que se apoyaba en su poderío aéreo.
El Ajax no se rindió y buscó el descuento con cambios ofensivos: Dolberg tuvo un par de oportunidades, una de ellas clarísima tras un error de Sommer, pero su remate se fue alto. Raúl Moro aportó desborde, pero sus intentos murieron en la defensa visitante.
El Inter, en cambio, jugó con calma. Chivu refrescó el equipo con Frattesi, Zielinski y Carlos Augusto, y sus hombres se limitaron a gestionar la ventaja, cediendo metros pero sin sufrir en exceso. Sommer despejó lo que llegaba y la zaga, liderada por Bastoni y De Vrij, se mantuvo firme.

El 0-2 final dejó una enseñanza clara: el Ajax tuvo más del 55% de la posesión y trató de mandar en el ritmo del juego, pero el Inter fue letal en las áreas. Thuram convirtió en oro los dos envíos de Calhanoglu y, con su doblete, firmó el estreno europeo perfecto para los nerazzurri.
El conjunto de Ámsterdam, en cambio, se marcha frustrado: generó mucho juego, tuvo ocasiones, pero le faltó precisión en los metros finales. Frente a eso, el Inter mostró la esencia de su ADN competitivo: orden, pegada y pragmatismo.




