La ambición por reafirmarse en la élite europea se convirtió en una pesadilla para el Napoli. En una noche que quedará marcada como un derrumbe futbolístico, el campeón italiano fue arrollado 6-2 por un implacable PSV Eindhoven. El equipo de Antonio Conte pasó de una prometedora ventaja inicial a una derrota histórica que expuso debilidades tácticas, desconexión emocional y encendió las alarmas en el seno napolitano.

El guion, en principio, sonreía al conjunto visitante. Con Kevin De Bruyne manejando los hilos en el mediocampo, el Napoli ejecutaba con calma el plan de Conte: presión alta y verticalidad. El esfuerzo se materializó a los 31 minutos gracias a Scott McTominay, la figura rescatable de la noche. Tras un centro milimétrico de Leonardo Spinazzola, el mediocampista escocés se elevó para cabecear al primer palo y firmar el 0-1. Parecía el camino hacia un triunfo controlado.
Sin embargo, la alegría napolitana duró apenas cuatro minutos. La desconcentración fue castigada con severidad. Un centro sin aparente peligro desde la derecha encontró el infortunio de Alessandro Buongiorno, cuyo intento de despeje se convirtió en un autogol que batió a Vanja Milinkovic-Savic (1-1).
El golpe psicológico fue demoledor, y la reacción del PSV fue letal. En la jugada siguiente, una pérdida infantil en la zona media derivó en una contra fulminante. Ismael Saibari recorrió metros sin oposición y definió con frialdad para poner el 2-1. En un lapso de tres minutos fatídicos, el Napoli se desmoronó por completo.

Dominio total y exhibición del PSV
A partir de ese momento, el PSV de Peter Bosz se adueñó del partido. Saibari, Veerman y Mauro Junior dominaron la mitad de la cancha ante un Napoli irreconocible. De Bruyne se vio frustrado y aislado, mientras que la defensa italiana era un cúmulo de espacios abismales.
El segundo tiempo fue una exhibición neerlandesa. A los 54 minutos, Dennis Man —figura excluyente del encuentro— marcó el 3-1 con una definición quirúrgica tras una brillante jugada colectiva. Napoli perdió el control emocional y los cambios de Conte, con los ingresos de Juan Jesús, Miguel Gutiérrez y Noa Lang, no lograron recomponer la estructura.
La desesperación culminó a los 76 minutos con la expulsión de Lorenzo Lucca por un gesto desafiante hacia el árbitro. Con diez hombres, el campeón italiano quedó a merced de un PSV desatado. Man volvió a aparecer a los 80 minutos con un golazo desde la frontal del área para el 4-1, un mazazo que no dejó lugar a dudas.

Un doblete Insuficiente y el cierre de la goleada
Pese al desastre, McTominay intentó maquillar el marcador con su segundo tanto de la noche, otro certero cabezazo en el minuto 86, pero fue una reacción efímera. Lejos de conformarse, el PSV aprovechó los enormes huecos defensivos. Ricardo Pepi marcó el 5-2 tras una contra perfecta y Couhaib Driouech, recién ingresado, cerró la histórica goleada con un disparo cruzado al ángulo: 6-2 final.
El pitazo final significó un alivio para un Napoli que no encontró respuestas. La goleada, sumada a la reciente pérdida del liderato en la Serie A frente al Torino, convierte la situación de Antonio Conte en una de extrema tensión. La pesadilla de Eindhoven obliga al campeón italiano a una profunda reflexión sobre su estado de forma y su real capacidad para competir en la máxima competición europea.




