Los San Francisco 49ers recibieron un duro golpe a sus aspiraciones en la campaña 2025 de la NFL: su estrella defensiva, Nick Bosa, sufrió la rotura del ligamento cruzado anterior (LCA) de la rodilla derecha y tendrá que someterse a cirugía, lo que lo deja fuera por el resto de la temporada.

La lesión se produjo en el triunfo 16-15 del domingo frente a los Arizona Cardinals, cuando Bosa presionaba al mariscal de campo Kyler Murray y terminó en el suelo tras un doble bloqueo. En la caída, su rodilla derecha se dobló de manera antinatural y de inmediato encendió las alarmas en la banca de San Francisco.
Aunque las primeras pruebas no confirmaron el diagnóstico, la resonancia magnética realizada este lunes ratificó lo peor: el desgarro del ligamento cruzado. El propio entrenador Kyle Shanahan había advertido tras el partido que el equipo mantenía la preocupación por una lesión mayor, pese a la aparente normalidad de los exámenes iniciales.

Antes de salir del campo, el defensivo había acumulado dos capturas, ocho presiones y 15 tacleadas en apenas dos semanas de temporada, consolidándose como una de las piezas más dominantes del esquema defensivo de los 49ers.
La ausencia de Bosa no solo deja a San Francisco sin su principal cazador de mariscales, sino que obliga a una defensiva renovada —con ocho titulares distintos respecto a 2024— a acelerar el proceso de adaptación y confiar en el aporte de jóvenes y refuerzos.

Nick Bosa y las lesiones
Este nuevo golpe físico marca la segunda rotura de ligamento cruzado en la carrera de Bosa. En 2020 ya había pasado por una cirugía similar en la rodilla izquierda y, además, en la preparatoria también padeció una lesión parcial del mismo ligamento en la rodilla derecha.




