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Opinión

Arnaud Drijard

Founder & CEO Sport Innovation Society (@SiS)

Governing bodies

2021-04-04 | ARNAUD DRIJARD
ARNAUD DRIJARD
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Desde mi última columna sobre capital privado y deporte, el fondo de inversión CVC Capital Partners, mismo que había comprado la F1 y lo vendió unos años después con una plusvalía enorme, hizo su acuerdo con la Federación Internacional de Voleibol (FIVB).

El debate sobre organizaciones deportivas y fondos de inversión sigue, mientras más y más acuerdos se cierran. En esta columna analizamos los pros y contras de la participación de fondos de inversión, y los puntos clave de una relación exitosa.

Vivimos en una época (Covid-19) de aceleración de la transformación del deporte como industria. La pandemia, ligada a la crisis económica, ha dejado muchas organizaciones deportivas en una situación frágil, frente a una baja significativa de ingresos, incertidumbre sobre los próximos meses, y en ciertos casos la necesidad de capital urgente para sobrevivir.

Claro, las grandes organizaciones deportivas tienen un valor significativo (oferta única al tener marcas de valor que conectan con la pasión de la gente, interés de los fans, interés de los medios y patrocinadores…), pero a veces les cuesta modernizarse y adaptarse a un entorno cambiante.

En este contexto, la aportación de capital privado es aún más atractiva. Además de una gran capacidad de aportación de capital, los fondos de inversión tienen equipos profesionales capaces de acelerar la modernización de estructuras, de invertir para crecer productos e ingresos aplicando recetas de otras industrias y mejorando las tradicionales del deporte.

Los fondos de inversión son también un motor de innovación, empujando por la creación de propiedades nuevas, lejos de intereses políticos que son propios a organizaciones deportivas, con una visión macro del entorno del mundo competitivo del entrenamiento y de sus necesidades para existir y crecer.

Así, por ejemplo, la FIFA tuvo conversaciones con el mismo CVC sobre el proyecto de FIFA World Cup en 2019 que fue muy hablado; JP Morgan es ligado al proyecto de European Super League de Football.

El nuevo acuerdo entre CVC Capital Partners y la FIVB este año, es la primera vez que se da este tipo de unión ('governing body' con capital privado). Se creó una entidad, Volleyball World (CVC tiene una tercera parte), no solamente para comercializar los diferentes activos de la FIVB (por mucho sus competencias generando valor para sedes, medios, patrocinadores…), pero también para entregar y crecer los mismos assets deportivos.

Silver Lake tiene conversaciones también con New Zealand Rugby, organización atractiva gracias a su selección nacional, los All Blacks. El punto clave en cuanto a 'governing bodies', a diferencia de equipos o franquicias tales como las de NBA o NFL o clubes europeos de futbol, es que estas organizaciones gobiernan el deporte. Su misión principal es proteger el deporte, hacerlo crecer con una visión social más allá de los intereses a corto plazo de negocio.

Está claro que un fondo de inversión está aquí para generar profit, rápido, mejorando modelos de negocio, dando valor a una marca hasta una reventa potencial muy lucrativa. Gran diferencia con los objetivos de una Federación Internacional que son a largo plazo, explicando, en muchos casos, el lado conservador, la aversión al riesgo, además de modelos de gobernación que limitan la maniobra de los directivos que son electos.

¿Pero justo, no es esta diferencia que puede enriquecer ambas partes? Al momento de querer casarse es importante preguntarse diferentes cosas. Una de estas: en esta alianza, ¿quién tendrá el control?, ¿y sobre qué temas? ¿Quién tendrá la última palabra? ¿Existen maneras de conseguir la inversión sin perder el control de los puntos estratégicos? ¿En caso de llegar a un acuerdo, cómo anticipamos desacuerdos potenciales futuros?

Está claro que para muchos líderes de organizaciones deportivas, vender parte de un 'governing body' a un capital privado es imposible, ya que no existe vuelta atrás. Claro, es muy atractivo ver llegar inversionistas potenciales con ofertas impresionantes, pero no lo es todo.

Esta inversión potencial debe permitir proteger el deporte a futuro también, invertir en el mismo deporte no siempre pensando en profit, pero generando acciones de fondo. Eso requiere que el capital privado tenga un gran conocimiento y respeto de las misiones de la organización.

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