Carlos Ponce de León
Director de Marca, experto en futbol nacional e internacional. En su columna tendrás un análisis veraz y oportuno.
Demasiado ruido
Hay tanto ruido en Chivas y tan pocas nueces. Se grita, se maldice, se regaña el compañero y se habla de la fuerza del afecto como factor de cambio con un volumen tan alto que no se escucha donde realmente importa: lo que pasa en el terreno.
Para el director de un diario deportivo como RÉCORD tiene mucho valor el ruido que genera un club tan relevante como el Guadalajara, pues ayuda a crear más contenido interesante para el aficionado; sin embargo, me preocupa que en el Rebaño no se den cuenta lo que más les hace falta, lo deportivo antes que alimentar el circo.
Chivas no puede perder la brújula, no se puede confundir en enfocarse antes en ventilar una charla de vestidor, en regañar ante el estadio y las cámaras de televisión que en sumar puntos para ser protagonista de nuevo.
Hoy me cuesta más trabajo creerle a Michel Leaño como entrenador, no encuentro aún lo que ha convencido a Amaury Vergara de mantenerlo en el banquillo más importante de nuestro futbol.
Justo está semana, José Ramón Fernández le preguntó si su equipo está para pelear el título, a lo que Marcelo contestó sin dudar que sí, “pero antes hay que calificar”, agregó. Y hoy ni siquiera está ya en zona de Repechaje.
El contraste que ejemplifica la crisis rojiblanca está con el eterno rival, que sí supo reconocer la crisis, generó cambios dramáticos y necesarios, y ahora pasó en el camino de meterse a la Reclasificación.
Necesitamos que Chivas despierte, parece dormido en sus laureles, en su grandeza. Creer que el cambio vendrá con la fuerza del afecto, que con gritos y palabrería se resolverá la crisis, sólo hará que se hundan más en el pantano de la mediocridad.
