Es otra ley de vida, muy futbolera: lo que digas te va a regresar como búmeran, y más en esta era de redes sociales donde queda en la memoria digital tus palabras.
Diego Cocca se compromete a poco, a casi nada, pero ya lo hizo con esta Selección y está fallando: La afición no ve cambios y lo recrimina en grande, como ayer en el Estadio Azteca.
Cuando le pregunté tras su presentación con el Tri que dónde se veía con México en el Mundial 2026, el argentino se remitió a decir que ‘no ve hasta la montaña, sino al lugar donde debe dar el siguiente paso’. Eso sí, trabajo y compromiso. Lo de siempre. Los cuestionamientos de la prensa sobre mejorar las formas tras lo visto con Martino eran inevitables y la contestación de Cocca trajo una luz de esperanza, de cambio. Pero en la realidad bastaron dos partidos para entender que no hay algo distinto.
Más que una transformación, la nueva Comisión de Selecciones Nacionales se abrazó a la ilusión de qué cambiando al técnico, teniendo más control sobre el banquillo, se puede corregir el rumbo, pero no es así.
Lo peor es que a Cocca le hace falta autocrítica, pues no basta con decir que este proceso “está iniciando”, se requerían evidenciar indicios de un cambio, pero brillaron por su ausencia. Prometió renovar formas y nos chutamos lo mismo que el ciclo anterior. Me dejó helado el cinismo que tuvo así decir anoche que se va “contento” con estos partidos. Pero el pez, por la boca muere.




