Reprobable a todas luces la reacción de Fidel Kuri Grajales ante las marcaciones arbitrales; es increíble su prepotencia, poco le importó saberse en un lugar público, ante ‘su’ público, y cínico arremetió contra Codesal, lo encaró, le jaló el cabello y si no lo detienen, pudo llegar a golpearlo.
No es la primera vez que el dueño de los Tiburones muestra la furia contra un miembro del futbol mexicano, pero ésta debe tener una sanción ejemplar, una que por fin evite que después declare (aparentemente borracho) que no se arrepiente de lo que hizo. Basta de solapar estas acciones.
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