Eso ya no es periodismo, es circo. En el entretenimiento en TV deportiva gana terreno la maquiavélica fórmula que se coloca como la válida en tiempos en que los 'me gusta' certifican la relevancia. Gracias a la dinámica de redes sociales, hoy es innecesario investigar o presentar pruebas para hacer una acusación y la crítica se suelta según los colores sin importar el argumento.
Hay comunicadores trascendentales que resisten aún a entrar al círculo central de la payasada, pero son contados, están ganando los que pierden los escrúpulos. Lo peor es que si se limitara a redes sociales, no importaría la falta de rigor, pero se extiende a medios que tuvieron prestigio y que ahora abrazan el show del pastelazo.
La transformación la completó hace años Multimedios, que tras aprender de 'Don Rober', maestro del debate y la crítica mordaz, sus aprendices se deformaron en bufones y privilegió las voluptuosas figuras y los gritos sensacionalistas.
El extremo alcanzó ahora a la representación de un gigante internacional en México: ESPN, que pondera, burla e insulta, incluso entre su talento, y permite afirmaciones sobre componendas sin prueba. Hay calidad, pero 'El Líder Mundial' prefiere bufones.
El arbitraje no ayudó al América como se aseguró; Chivas sigue siendo un grande; Pumas merece respeto absoluto a pesar de su crisis, pero eso ya no importa, sino la mofa.
Existe una única solución para recuperar la calidad de entretenimiento y periodismo deportivo: cuando la afición ya no haga relevante al bufón, cuando lo castigue con la indiferencia, sin responder con likes al video de sorna, a la acusación sin fundamento o al insulto. Pero eso en nuestro país es complicado, tenemos el circo que queremos.




