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Opinión

Carlos Ponce de León

Director de Marca, experto en futbol nacional e internacional. En su columna tendrás un análisis veraz y oportuno.

Pumas no puede dejar de ser grande

2020-07-27 | Carlos Ponce de León
CARLOS PONCE DE LEóN
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Cruz Azul es el que aprovechará mejor la nueva realidad, no tengo dudas. La actualidad que vivimos es un renacer de nuestro mundo y el futbol no está exento. Estoy convencido que esta renovada normalidad también servirá para romper paradigmas, para que algunas costumbres se hagan viejas y adoptemos hábitos que eran desconocidos. La Máquina lo está haciendo.

Cada torneo de las últimas dos décadas, la frase del aficionado celeste se ha mantenido inmaculada: “Este es el bueno”. Y el resultado no varió. Sin embargo, la transformación que atraviesa el planeta, con toda esa pesada carga de noticias negativas, también arroja luces de esperanza, de que lo que fue no será lo mismo. Cruz Azul será un ejemplo.

Y no me refiero al análisis deportivo, que abona a esta teoría: el funcionamiento cementero sigue afinado, con tremenda y experimentada defensa, un mediocampo flexible, envidiable, y una delantera explosiva, con hombres que destacan como Romo y Rodríguez, ahora hasta juveniles brillantes, como Domínguez y Gutiérrez. No me refiero a nada de esto, sino de algo intangible, algo que tiene que ver con la sensación, con el instinto, si prefieres hasta metafísico, que dice que las cadenas de la mala suerte celeste se romperán. Está en el aire. Es parte del cambio mundial.

LA GRANDEZA MX, A DEBATE
El estatus de cuáles son los grandes del futbol mexicano se ha puesto en duda como pocas veces con el regreso al nuevo futbol. América es el único cuyo estatus es incuestionable desde hace décadas; te podrá caer mal o le puedes ir con fervor, pero jamás cuestionar su etiqueta de gigante. A Chivas le costó un poco más, por el lapso más amplio sin corona de Liga, pero no hace mucho la recuperó y con ella su merecido lugar hasta arriba. Los dos más.

Después está Cruz Azul, al que se le dificultó más tener 22 años sin un título, losa pesadísima, pero el protagonismo, historia y afición aún le permite mantener el grado más alto. Toluca, por ejemplo, logró más estrellas, pero le falta afición, por lo que no puede aún aspirar a ese puesto.

Tigres, otro ejemplo en debate, sí logró cambiar. Ya no es un equipo chico, pero le falta mucho para ser un grande. Déjalo en mediano. Eso sí, poderoso. Una palabra que lo describe casi a la perfección: repleto de figuras, protagonista, un rival de temer, con sustento económico como pocos. El equipo de Cemex es un poderoso de nuestra época. Pero aún no es grande. Por más que intenten montarse en el tren del ‘ódiame’, aún no generan lo suficiente para que los aficionados de nuestro país los comparen con América. Están varios escalones abajo. ¿Podrán subir? Mínimo una década más para descubrirlo.

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LA MEMORIA ES MUY CORTA
¿Y Pumas? Me sorprendió con molestia descubrir esta semana, gracias a su presente gris y desalentador, que existe una parte de la afición que cuestiona esa etiqueta para el Club Universidad.

Detecté que viene, especialmente, desde el americanismo. El chiste es que debido a la ausencia de protagonismo de los felinos en los últimos torneos y el desastre que priva en lo administrativo, con la mano en la cintura se ha puesto a juicio la grandeza del equipo de la UNAM.

Pumas es un grande de nuestro futbol. Aún lo es. Como si la historia, los títulos y la cantidad de afición se pudieran borrar de un plumazo con una actualidad caótica, o como si el milenial que recién empezó a ver futbol hace una década pudiera desaparecer todos estos atributos para asegurar que el equipo del Pedregal descendió el olimpo mexicano.

Sin embargo, la grandeza no es eterna. ¿Cómo saber cuándo ya no es grande, cuándo quedaron tan atrás esos tres rubros de gloria, títulos, historia y afición, para quitarle ya la etiqueta? Propongo una regla: cuando falle uno de los tres elementos anteriores y se conjugue con que entre sus objetivos ya no esté el de ser campeón, cuando perder la carrera por la corona deje de llamarse fracaso y se vuelva rutinario, cuando ya no sea decepción ser segundo o más abajo, en ese momento le arrancamos la etiqueta.

¿Crees que Pumas tiene aún como su principal objetivo de ser Campeón? Quiero creer que sí, lo deseo con toda la emoción que genera la memoria de momentos gloriosos en CU, de los apellidos históricos, de lo que representa el puma en el pecho y el puño apretado arriba y al frente, del azul y oro de la tribuna, del Goya que retumba en las gradas, que hace hervir la sangre y eriza la piel.

Pero la lógica me dice otra cosa, me explica que en las oficinas de cantera lo que buscan es que no se hunda el barco, que sólo se trata de sobrevivir en una Liga que tiene a más de la mitad de sus equipos como favoritos antes que al Club Universidad, apuntado ahora a ser la decepción del torneo.

Engáñenos, directiva. Engáñenos, rector. Hagan que pensemos que Pumas aún es grande. Como lo hicieron ayer. Aunque no tengan argumentos, invoquen a la suerte, ingéniensela para hacer lo necesario. Lo necesitamos. El futbol mexicano lo necesita. El Club Universidad no puede dejar de ser grande.

SE TENÍA QUE DECIR…
La salida de Míchel nos sorprendió a todos, pero debe servir para unificar a Pumas. Aunque existan estrategias que choquen por distintas, como las que tenía el español y Jesús Ramírez, y se mantenga la crítica mediática, al final todos queremos algo en común: que Pumas no se pierda en la mediocridad. Eso no está en duda.

Carlos Ponce de León acompañado de Chucho Ramírez y Míchel

...Y SE DIJO.

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