49 minutos de intensidad no le alcanzaron a un Guadalajara voluntarioso que en la primera insinuación rival vio vencido su arco. El golazo de Darwin vino de otro partido, ya que un pelotazo que quiso controlar Peralta lo terminó clavando al ángulo el discutido colombiano.
Chivas no tiene mucho en la chistera y apostó por el esfuerzo, así como por el empuje anímico de saberse en un juego distinto, que hipotéticamente ‘limpia’ algunas heridas dentro de una campaña grotesca. Buscó dinámica y juego dividido, mientras lo consiguió, América sufrió el trámite.
Brizuela clavó un mazazo que los árbitros anularon por supuesta posición adelantada. Mientras el director de cámaras buscaba las tomas más lejanas y confusas, algunos se atrevieron a decir que Bravo tocó con el cabello la pelota que dejaba en zona prohibida al susodicho Conejito; cuando claramente se nota que Guerrero habilitó al volante del Rebaño. Si de por sí Chivas genera poco, pues luego de que le quitan un gol es casi imposible que una de sus peores versiones históricas mantenga el ritmo al sentir un desequilibrio arbitral.
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