La niebla tiene un romance con Copenhague, la ciudad más grande de Amager, una isla ubicada entre el territorio danés continental y la costa sueca. El viento suele ser constante, duro y se acompaña con llovizna que empapa las entrañas. A pesar de eso, de los nórdicos tienen el clima más benigno.
Soerling, un obrero serio y honesto por un momento se preocupó porque pensaba que Preben, su hijo menor, crecía demasiado rápido. Incluso creyó que andar tanto en bicicleta, una extensión natural de los daneses (9 de cada 10 habitantes tienen bicicleta), le estaba generando un desarrollo corporal anormal. “Tranquilo, su hijo parece va a ser un atleta”, le dijo el pediatra.
Y sí, le gustaba jugar futbol y boxear, de hecho lo segundo, lo hacía a la menor provocación y ‘defendía’ a los más endebles en su escuela, aunque ni siquiera hubiera cruzado palabra alguna con su protegido. Digamos que la adrenalina de agarrarse a golpes le movía las neuronas con el riesgo que algún mal impacto del oponente le liquidara varias células del sistema nervioso.
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