Lo que algún día fue ejemplificada como la ciudad industrial modelo y el eje arquitectónico moderno y económico del Reino Unido, lustros después terminó siendo un sitio tenebroso, grisáceo, desolador que fue mitificado en el cine por una banda de desempleados sin futuro que una buena tarde decidieron cambiar sus vidas para siempre y se quitaron la ropa para bailar en tugurios de baja reputación, una historia a la que llamaron Full Monty y que generó un éxito mundial en taquilla.
Sheffield, para muchos ingleses, es considerada la ciudad más fea de la isla, obvio, los lugareños la defienden a muerte y hacen bien. Sin embargo, la reputación de ese lugar rememora momentos críticos, una epidemia de cólera, una enorme inundación y un bombardeo salvaje durante la Segunda Guerra Mundial, han marcado la leyenda oscura de un sitio nacido para producir, pero devastado por los caprichos de la economía.
En lo deportivo presume tener al primer equipo de futbol organizado del mundo, el Sheffield FC fundado en 1857, al que le siguieron el Sheffield Wednesday y el Sheffield United; pero cuando se habla de balompié relacionado con esa urbe, no se tocan los escasos títulos de sus equipos, porque la última vuelta olímpica de Liga fue para los Owls del Wednesday en 1930, sino que inmediatamente se dirige la mirada hacia la tragedia de Hillsborough, nombre del estadio donde 96 fanáticos del Liverpool murieron aplastados cuando su equipo jugaba las semifinales de la F.A. Cup frente al Nottingham Forrest en el 89.
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