“Chivas tocó fondo”, frase de un Matías Almeyda crítico y autocrítico. El hombre al que mostraron en su momento como el nuevo pastor del Rebaño más famoso del país y al que catapultaron como el personaje que levantaría de una vez por todas al Deportivo Guadalajara, ahora luce molesto e incómodo en su posición. Luego de otra vergonzosa y desconcertante actuación, el entrenador de Chivas salió como cuando jugaba, con los zapatos por delante y en una conferencia atípica para nuestro medio, tiró flechas llenas de veneno y realidad.
Se hizo responsable como se acostumbra en estos casos, pero también dejó huellas de que no está convencido con varios jugadores, ni en nivel ni en sacrificio ni en compromiso y mucho menos en responsabilidad. Incluso, buscó aliviar sus comentarios sobre el bajo rendimiento del Gullit Peña, advirtiendo
que él también jugó y a veces no estaba futbolísticamente apto para hacerlo.
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