Ya era normal que, cuando el América decepciona en fondo o forma, se hiciera moda la petición tan ‘made in Red social’, de ‘Fuera Ambriz’. Parte del público americanista aparentemente había sanado la herida sufrida en el Clásico ante Chivas, luego de la impensada voltereta frente al Cruz Azul. Sin embargo, la derrota contra un ‘renovado’ León, recuperó la furia guardada de la parcialidad Ame.
Se asegura que el aficionado es soberano, pero a la vez es comodino. En realidad, lo que quiere primero es que su equipo gane. Las maneras son secundarias, muy pocos exigen, incluso, después de obtener triunfos muchas veces discutidos. Normal, pagan un boleto, sienten ese derecho y además su sentido de pertenencia hacia el club va por encima de cualquier jugador, cuerpo técnico o directivo que los represente. Lo suyo es pasión y ‘resultadismo’.
Al América este año, en especial, le achacan una pobre celebración centenaria. Los manteles largos se guardaron dentro de un club acostumbrado históricamente al despilfarro. Desde la cúpula ante el malestar generalizado de sus propios fans, lanzaron la demagógica frase de ‘celebraremos con títulos’.
El asunto es que hoy, este cuadro deja mucho qué desear futbolísticamente hablando, que es aún peor que no haber conseguido fiesta de lujo para el 12 de octubre. Las Águilas carecen de sentido colectivo y abogan por luces individuales. Para colmo, dichos ‘flashazos’ escasean porque la materia prima está desgastada. Hay jugadores que en América ya fueron, pero sus pergaminos internos obligan a mantenerlos aunque su performance esté en horas muy bajas.
Hace un semestre, el principal distractor de su juego era hablar sobre la llamativa indisciplina del plantel. Ahora, los bandazos de funcionamiento van para cualquier lado.
El equipo no provoca emoción, no contagia a la tribuna, es endeble de local, repetidamente permite que el rival le llegue cómodo en posición de gol y es desesperante en la generación ofensiva.
Ambriz fue el gran responsable y sabía perfectamente que de no levantar una copa, en enero estaría desempleado, incluso su trabajo sería cortado aún dando una vuelta olímpica, apegados a la costumbre ‘Pelaista’. Mohamed y Matosas son ejemplos vivientes de ello.
Seguro a Nacho el ‘Fuera Ambriz’ le daba risa y le incomoda poco o nada. La bronca es que nunca pudo lograr un convencimiento para que los atrofiados jugadores funcionaran de mejor manera y éste es el precio de la posición. Venía una fecha doble vital para tranquilizar las aguas en Coapa o dinamitar el ambiente en Aguascalientes y sobre todo el sábado frente a los Pumas, pero Peláez, no resistió más ser por primera vez mezclado con un fracaso fuerte cocinado a fuego lento y cepilló al entrenador en turno.
El hecho es que América después de este Centenario necesitará una limpia importante y no sólo se debía hacer en el banco técnico, sino también necesitará mirar hacia arriba y hacia abajo.
Porque a la gente del ‘Fuera Ambriz’, el grito le salía en automático, no vayan a empezar a elegir otros nombres.




