No hace mucho tiempo una voz se alzó con fuerza desde el interior del futbol mexicano: “Chicharito y 10 más”. Habíamos descubierto, gracias a la educación y a los genes de la familia Hernández-Balcázar, a la labor de Chivas en fuerzas básicas y hasta a la intrepidez de Jorge Vergara de subirlo a un avión y ‘entregárselo’ directamente a Sir Alex Ferguson, a un futbolista que resolvería un tema primordial en cualquier equipo de futbol y en una Selección Nacional: los goles.
Algunos años más tarde, la idea parece reafirmarse: Es “Chicharito y 10 más...”.
Para aquellos que inquieren y subrayan las grandes condiciones que ‘en este nivel’ muestra Javier ‘Chicharito’ Hernández, quiero recordarles, sin temor a equivocarme, que sigue en el mismo y máximo nivel: el nivel de la Liga de Campeones de Europa.
Lo ‘único’ que ha cambiado es que, a diferencia de la mayor parte de sus días en el Manchester United y en el Real Madrid, hoy, pasa más tiempo en la cancha. Lo cual, continuando con el tono irónico de este comentario, resulta, sin duda, una gran ventaja.
Los aficionados corean su nombre, su camiseta con el número ‘7’ empieza a venderse como pan caliente y lo más importante de todo: su presencia en el campo, su juego y su contundencia empiezan a ser una parte cotidiana de la seria y poderosa Bundesliga y de los parajes competitivos de la propia Champions League.
La continuidad es hoy, sin duda, el mejor de los ‘aliados’ de Javier ‘Chicharito’ Hernández. En la cancha y no en la banca, el futbolista mexicano envía mensajes contundentes de que puede ser un delantero regular en el nivel de competitividad que sugieren las ligas europeas. El Chicharito juega ahora cada tercer o cuarto día y lo hace con prestancia, con equilibrio, con las virtudes y con las carencias de cualquier delantero, de cualquier futbolista que tenga la difícil responsabilidad de resolver frente al marco contrario, de establecer, muchas veces la diferencia, entre un triunfo o una derrota de su equipo.
Las ‘caricias’ del entrenador Roger Schmidt y la confianza de sus nuevos compañeros parecen rendir frutos. El Chicharito ha marcado en 5 partidos consecutivos y es el primer mexicano en la historia con 4 goles en una sola fase de grupos de UCL. Llegó a 12 goles en su carrera en la Champions League, rebasando a Dwight Yorke como el jugador de Concacaf con más goles en la historia de la competición. El Leverkusen peleará en las ultimas dos jornadas de la fase de grupos de la Champions por un sitio en los Octavos de Final o por un boleto para la Europa League. En la Bundesliga, el equipo quiere meterse entre los muchos perseguidores del poderoso Bayern Munich. Acercarse a una posición de Champions está entre los grandes objetivos de la temporada.
La polémica siempre estará cerca de él. Primero, con aquellos que vivirán reclamándole siempre el hecho de que no pudo sostenerse en el nivel superlativo que proponían el Manchester United o el Real Madrid y luego, con esos que nunca faltan, que por una o dos que falle, lo recriminarán, siendo ese el punto más importante, incluso, por encima de las oportunidades que termine convirtiendo. El Chicharito, como cualquier otro futbolista de la escena competitiva, sea en Europa, en México, en China o en Australia, subsistirá con y a pesar de las críticas. Fallar y acertar es parte del ‘trabajo’ de un goleador. Y en cuanto al hecho de no haberse quedado en las ‘Grandes Ligas’ que significan Manchester United y el Real Madrid, me parece que Chicharito no solo sobrevivió a ello, se sobrepuso, entendió bien cuál era su destino, cómo eran los tiempos, las oportunidades y tomó, sin duda, el camino adecuado.
Hoy, lo veo bien: más maduro, mentalizado, confiado, sonriente, en un proceso avanzando de adaptación y cada día más activo en la cancha y en el resultado del Bayer Leverkusen. El Chicharito que todos, finalmente, queríamos tener, está, finalmente, en su hábitat: la cancha.
Algunos años más tarde, algunos tropezones, caídas, sinsabores, días enteros en la banca, en la agonía del ‘Teatro de los sueños’ de Old Trafford y en la inmensidad del ‘Palacio real’ de futbol que significa el Bernabéu, Chicharito sigue ahí, corriendo, peleando, luchando y enviándonos claros y contundentes mensajes. Esto sigue siendo una historia de “Chicharito y 10 más...”.




