Un Pumas ‘disfrazado’ de Pumas continuó con una decepcionante Liguilla, completamente lejana de los niveles que alcanzó en la temporada regular. Ése no es Pumas, no es el Pumas de los 35 puntos, de los 37 goles, de los 11 triunfos en 17 fechas, el Pumas de Sosa, de Fidel, de Herrera, de Pikolín, de Verón. Ése no es un Pumas.... ¡Es un impostor...!
Sólo por respeto a su historia, a sus colores y a su abolengo, no me atrevo a decir que “tenemos campeón” en el futbol mexicano con apenas 90 minutos jugados en la ‘Gran Final’.
Tigres hizo lo que quiso de Pumas. Le metió tres, pero pudo hacerle cuatro y quizá cinco. Y puede que la película del juego haya comenzado con un error arbitral en un penalti inexistente a favor de los Tigres, pero Pumas no encontró, otra vez, una forma de reacción, una manera de competir, de pararse con propiedad sobre la cancha, de tener orden y decisión para jugar al futbol.
La realidad es que Tigres lo hizo ver tan fácil o Pumas se lo puso tan fácil que el juego careció casi por completo de la lucha y el fragor de una batalla final por el campeonato. El juego se volvió de un solo lado y enfrió la aparente pasión que le sobraba a la combinación.
No estoy sorprendido por el nivel de futbol que por momentos nos brinda Tigres. Tiene un plantel y un entrenador con capacidad de sobra para dar estos resultados. Estoy realmente sorprendido por la ausencia de Pumas, un Pumas que corre de manera desordenada, que tiene ideas poco claras al frente, que no controla el balón y que ni siquiera mete la pierna, como lo marca el espíritu de los equipos de futbol de la Universidad de México. ¿Qué le pasó? No lo sé. El equipo se le ha desplomado dramáticamente a Guillermo Vázquez. Pumas fue un equipo extraordinario en la temporada regular y otro decepcionante en la Liguilla.
La Final esta definida. Tendría que ocurrir un milagro. Un despertar casi mágico de los Pumas que no ha ocurrido en toda la Liguilla y una caída estrepitosa, impensable, catastrófica de los Tigres. El equipo del Tuca tiene los hombres ideales para jugar de manera inteligente en el Estadio Olímpico Universitario y para completar la obra, sin prestarle el balón a los Pumas.
Una lástima, una pena, una verdadera desgracia. Esperábamos una Final mucho más cerrada y competitiva, una Final de llegadas y de emociones. La verdad es que Tigres ha hecho su trabajo y Pumas se mantuvo en el ‘shock’ que presentó desde el domingo ante el América en su propio estadio.
Habrá quien crea en las fantasías. Para mí, el campeón es Tigres, pero no lo puedo decir para no faltarle el respeto a Pumas. Bastante se lo han faltado en esta Liguilla.




